El tradicional Via Crucis que Taula Rodona representa cada Viernes Santo –tal día como mañana–, bajo la dirección de Bernat Pujol, asiste a un capítulo extraño de su historia. Iba a ser el 35 aniversario de la encarnación de la obra de Llorenç Moyà, de 1961, y tenía varias particularidades comparada con ediciones pasadas, pero ahora todo esto ha quedado en el aire y, como mínimo, se ha pospuesto su celebración por la crisis del coronavirus.
Pujol explica con mucha razón que «el Via Crucis es una tradición anual» y confiesa que «ya lo teníamos todo preparado para la función; ensayos, programa, todo». Una función que, a diferencia de otros años, estaba programada para celebrarse en la iglesia de Sant Felip Neri, de Palma que, tras la inesperada lluvia que aguó los planes del año pasado, albergó a los actores, músicos y cantantes logrando un «lleno absoluto y espectacular de público».
Fue tal el éxito que este año la localización iba a ser la misma, cambiando la tradicional escalera de la Seu, que Pujol considera el espacio «ideal y espectacular» pero con varios problemas, como «los pasillos que hay que dejar para que la gente pueda pasar que generan ruido y que el público esté incómodo», por esta iglesia en la que se logra «un silencio que hace ganar a nivel de todos los sentidos». Otros cambios son el pasacalles previsto para el lateral de la iglesia, el Mercat de l'Olivar, Sant Miquel para acabar entrando de nuevo al templo por la calle de Josep Tous i Ferrer, así como los cuatro actores nuevos que se incorporan al elenco.
Celebración
Pujol se muestra confiado en cumplir la tradición: «Propongo hacerla cuando pase todo» y tiene varios argumentos para ello. Por un lado, que «no tiene nada que ver con una procesión de Semana Santa» porque aunque la obra esté ambientada en ella, «los poemas forman un texto muy particular e íntimo del poeta, son muy autobiograficos», por lo que no habría ningún problema para realizarla en otras fechas.
A su vez destaca que sería «muy interesante hacerlo en Sant Felip Neri cuando acabe el confinamiento, para celebrar que abren las iglesias de nuevo con una función» que, además, celebra sus 35 años de historia con su capítulo más atípico.
Hay precedentes: en 2002 se celebró en el mes de mayo
El director de la obra recuerda cómo en el año 2002, debido a unas lluvias torrenciales que asolaron a la Isla por un temporal, la función tuvo que suspender su fecha original y se celebró finalmente en el mes de mayo. Ya en aquella ocasión hubo cambios.
Al nuevo vestuario y al nuevo Cristo, se le sumó la localización, que también se vio alterada y en lugar de desarrollarse en la escalera bajo a la Seu, se llevó a cabo en el Parc de sa Feixina con motivo de las obras que por aquel entonces se estaban ejecutando en la zona de la Catedral.