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Antoni Janer: «Hoy en día hay muchos analfabetos funcionales»

El escritor y periodista Antoni Janer Torrens en Palma. | Teresa Ayuga

| Palma |

El filólogo clásico y periodista Antoni Janer Torrens (sa Pobla, 1978) presenta mañana, a las 19.00 horas en la librería RataCorner de Palma (Antoni Marquès, 34), su libro Mitologia per a profans con el que lanza una mirada al pasado que refleja lo vivo que está y cómo el presente se cimienta sobre las largas y enormes columnas de la tradición. Lo hace a través de mitos clásicos y de las etimologías de palabras y expresiones de uso común con raíces muy, muy largas.

¿De dónde sale la idea para hacer este libro?
— He querido hacer un libro que fuera entretenido para explicar el presente a partir del pasado con todas las referencias clásicas que encontramos en nuestro entorno presente como en películas, series o museos.

Al ser profesor de latín y griego y además periodista, ¿está muy en contacto con el pasado y el presente?
— Siempre digo que lo que hago en las clases es ser un periodista del mundo clásico. Así he unido mi vocación divulgativa con un intento de desgranar los mitos que son muy actuales. Ocurre que muchos jóvenes los conocen por películas o juegos pero no saben lo que hay detrás, su simbolismo.

¿A qué público va dirigido el libro?
— Es mitología para profanos, así que es divulgativo. Mi intención es que sea para todos los públicos, aunque quizá es ideal a partir de la adolescencia. He intentado que fuera todo lo ameno posible.

¿Lo ha logrado?
— Bueno, no quería que fuera un manual, por eso me ha llevado nueve años. Quería ir más allá, al fondo del mito, a su simbolismo, y a través de muchas manifestaciones culturales presentes ahora en nuestro entorno que beben del mundo clásico como Frankenstein de Mary Shelley y su relación con Prometeo o con la película Blade Runner y con los avances tecnológicos actuales.

¿Cómo de viva está la cultura clásica en la actualidad?
— Muchísimo. Por ejemplo, en el lenguaje coloquial tenemos expresiones como abrir la caja de Pandora o estar en los brazos de Morfeo. Así como en las manifestaciones culturales porque la mitología es una semilla inmortal que permite muchos argumentos a las películas o series que vemos. Disney y Hollywood han tirado mucho del mundo clásico en Troya o Hércules, aunque ellos han hecho una interpretación propia.

¿A qué se refiere con «interpretación propia»?
— A que en Troya, por ejemplo, Aquiles, interpretado por Brad Pitt, pierde a su primo, Patroclo, pero en la mitología eran amantes. Y en Disney el caballo alado de Hércules es Pegaso, pero en la mitología es el caballo de otro héroe griego: Perseo. Hollywood hace sus propias interpretaciones pero es evidente que el mundo clásico está más vivo que nunca para dar argumentos a otras obras y producciones actuales.

¿Cuál es el principal problema del presente?
— Vivimos en la época en la que más gente sabe leer y escribir pero al mismo tiempo tenemos más analfabetos funcionales incapaces de interpretar lo que tienen delante. Para razonar se necesita un contexto y este libro ofrece ese contexto.

¿Es el ahora un reflejo del pasado o el pasado un espejo en el que mirarnos desde el presente?
— Somos lo que somos gracias a que formamos una cadena humana y cada generación ha aprovechado lo que recibe de la anterior. Es una equivocación darle la espalda a este patrimonio porque para entender el presente primero hay que saber de dónde venimos. Occidente es esto y nosotros somos lo que somos gracias a ello.

Además de mitos habla mucho de etimología, ¿tiene alguna que le haya llamado más la atención?
— Diré dos. Me gusta mucho la palabra ‘nostalgia' que quiere decir dolor por no poder volver. Viene de ‘nostos', que es volver, y ‘algos', que significa dolor. Es decir, es no poder volver a un estadio anterior, al pasado, al punto de partida. Otra que me hace gracia es ‘orgía' que hoy tiene una connotación sexual pero antes quería decir estado de cólera y con el tiempo se convirtió en una actividad sexual. La palabra ‘orgasmo', de hecho, significaba estar agitado. Nunca mejor dicho.

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