La emoción desbordaba en el Aljub de Es Baluard, que concentró a familiares, amigos y un buen número de admiradores de Paco de Lucía, fallecido en 2014, que durante los últimos doce años de su vida había elegido Mallorca para vivir, crear y criar una familia. En la exposición Paco de Lucía en la Isla. Una mirada íntima 2002-2014, organizada por el Club Ultima Hora en su línea dedicada a los Valores y comisariada por Tomeu Coll, se desvela esa vertiente más íntima y única del músico y compositor, vista a través de la privilegiada lente de Gabriela Canseco, su viuda, espectadora y coprotagonista de esa vida mallorquina repleta de creatividad y placidez.
El Paco de Lucía guitarrista, creador y profesional, pero también padre, esposo, amigo, amante del campo y del mar que encontró en la Isla. Todas estas versiones se muestran en las 88 imágenes tomadas por esta destacada fotógrafa y que reflejan una nueva versión del guitarrista. Las instantáneas se arropan de vídeos y objetos personales que se podrán ver hasta el 25 de agosto.
Aquellos que estuvieron presentes en la inauguración fueron recordando instantes y anécdotas de alguien que fue un gran artista pero que, sobre todo, anoche era recordado como una gran persona. «Me emociona mucho ver estas fotografías», decía Antonia Sánchez, hija de Paco de Lucía y Gabriela Canseco, mientras señalaba imágenes en las que aparece ella con su padre dando de comer a un caballo o en un campo mallorquín. Pese a cierto poso de tristeza, la joven de 18 años confesó que «vale la pena. Con esta exposición mi madre le ha dado otro punto de vista, más cercano» y recuerda un padre simpático y bromista ante una hija más tímida. Tanto que reconoce que le costaría subir a un escenario para su gran pasión: «cantar jazz y blues. Ya he dado clases». Mientras tanto, está a punto de empezar la carrera de Historia del Arte en Barcelona.
Canseco se rodeó de sus hijos, Antonia y Diego, de trece años, que anoche abrieron a Mallorca su álbum familiar. De hecho, Canseco agradeció públicamente a sus hijos que «estuvieran de acuerdo en exponer su intimidad, pues en muchas fotografías salen ellos».
Antes de este discurso, el periodista Nacho Jiménez, jefe de la sección Cultura de Ultima Hora, ejerció de presentador, dando paso, primero, al comisario de la exposición, el también fotógrafo Tomeu Coll. «Hemos recorrido todas sus fotografías desde que llegó a Mallorca hasta que se convirtió en un mallorquín más», expresó.
Acto seguido, Canseco tomó el escenario. La misma reconoció que fue «un momento muy emotivo para mí sacar los recuerdos más profundos que estaban en un cajón». «Mucha gente me pregunta por qué ahora y creo que es porque es un momento bueno y lo podía hacer. Esto no es solamente un homenaje a Paco de Lucía, sino a la Isla, porque creo que teníamos que agradecer los instantes buenos que hemos pasado. Como Paco decía: ‘Ser agradecido es de bien nacido'».
Además, la fotógrafa insistió en que «Mallorca nos regaló instantes muy bonitos y aquí se enseñan los más representativos de su vida en la Isla, que apreciaba tanto por su cultura y la naturaleza. Eso le llevó a decir: ‘Yo no me muevo de aquí, este es mi hogar'».
Por su parte, Carmen Serra, presidenta del Grup Serra, advirtió que «Mallorca tenía una deuda con Paco de Lucía», a quien definió como «músico, intérprete, compositor, clásico entre los clásicos». «Gabriela, gracias por dejarnos entrar en vuestra casa, con vuestra familia y amigos. Gracias por dar a conocer una versión tan humana de este maestro»
Además de la familia, acudieron a la cita muchos amigos incondicionales del músico, como Antonio Morales, el lutier mallorquín que construyó a Paco de Lucía sus últimos instrumentos. «Es una sensación agridulce», admitió emocionado. «Estoy recordando cosas muy bonitas. Fui su último lutier y le hice su última guitarra», que también está expuesta, junto a su traje, que lució en la portada de su disco póstumo Canción andaluza (2015), y cuya imagen tomó la propia Gabriela Canseco. Todo queda en familia.
Por su parte, Andreu Manresa, quien también fue un gran amigo de Paco de Lucía, ha sido el responsable de crear los textos que acompañan a las imágenes. El periodista y director general del Ens Públic de Radiotelevisió de les Illes Balears (RTVIB-IB3) conoció al virtuoso de la guitarra y compositor, «pero no por trabajo, sino como cómplice de muchos encuentros, de comidas y matanzas». De hecho, muy conocida es la expresión que usa Manresa para referirse al lugar donde residió De Lucía en la Isla, «los altos de Palma».
«Era un tío espontáneo, discreto, un mito sin máscaras y muy culto, con mucho criterio», añadió Manresa. Y recordó divertido el interés del artista por «La Paca, La Guapi y Urdangarin. Preguntaba mucho por los políticos y la comida». El periodista es una fuente inagotable de anécdotas y reveló el día que De Lucía visitó Son Banya «en busca de un gitano que hacía guitarras».
La recién estrenada comitiva política no se perdió el acto, como la vicepresidenta insular de Cultura, Bel Busquets; el regidor de Cultura, Antoni Noguera, o la coordinadora general de este área, Francisca Niell. También asistieron personalidades de la cultura como Joan Guaita; el promotor musical Miquel Àngel Sancho, o la comisaria independiente Neus Cortés, así como otros rostros del mundo empresarial y social de la Isla.