De formación clásica, los pianistas Albert Díaz y Tomeu Moll-Mas han demostrado sobradamente su maestría frente al teclado interpretando en festivales y auditorios europeos a compositores emblemáticos como Chopin o Bach, respectivamente, en los que son especialistas, entre otros. En 2014, quienes fueran maestro y alumno se reencontraron en el ensemble Alter Face, otra forma muy distinta de abordar el piano: «Sacamos sonidos no convencionales mediante la manipulación del instrumento». Este próximo sábado día 12, a las 19.00, el público podrá disfrutar de su novedosa propuesta, String Piano, en la iglesia de es Figueral, frente a la estación del tren de Marratxí, donde estrenarán cuatro piezas.
Escritas para estos dos intérpretes y su proyecto String Piano, Díaz y Moll-Mas señalan que el concierto tendrá «un 10 por ciento de música de piano» tocada al estilo convencional, a cuatro manos, por ejemplo, y el resto serán sonidos arrancados a «elementos externos, o al mueble del instrumento o no convencionales» en lo que denominan «una gran fiesta del arte sonoro instrumental».
Los integrantes de Alter Face buscan «abrir la mente a nuevos caminos sonoros», según Albert Díaz, o demostrar que la historia de la música contemporánea «no acaba con Debussy o Ravel», dice Moll-Mas. Lo asegura quien «ya de pequeño» mostró una clara tendencia a salirse de la norma musical, que, felizmente, pudo desarrollar cuando se trasladó a Barcelona a cursar estudios superiores, gracias al impulso de algunos «profesores».
String Piano rinde homenaje al compositor Henry Cowell, fallecido en 1962, quien con dicha expresión «formalizó este tipo de técnicas instrumentales no convencionales», como las que Alter Face interpretará este sábado con cuatro estrenos. Habrá desde piano a cuatro manos, hasta numerosas sorpresas. No obstante, los asistentes pueden estar tranquilos porque estos investigadores del sonido afirman con humor: «¿Que si sabemos tocar el piano? Pues al final sí, sabemos».
En el cartel figuran Klavierstück 3, Op 8c (1971), del alemán Wolfgang Rihm, al ya que se puede considerar «un clásico de la contemporánea», y Murs, de Enric Riu (1971), «que nos la ha dedicado, y exige cierta reprocidad del público pues contiene un componente escénico». Va sobre los muros que se levantan para separar a las personas.
Ya dentro de las piezas que tocarán por primera vez, Ost Inside (2017), del francés François Rossé, «es de inspiración japonesa y nosotros recitaremos unos versos en japonés». Sami Klemola, compositor finlandés, ha creado Organizmus (2018), en la que utilizarán un micrófono de contacto y seis pedales de guitarra de efecto loop; todo ello «da lugar a una especie de organismo sonoro vivo, es una obra abierta, aunque que parte de unos parámetros muy claros». Por su parte, Sóc soka 82106), que firma Iker Güemes, es una pieza sobre una cuerda de piano y Schwingende Systeme «C» (2017), de Michael Maierhof (2017), se compuso para piano y osciladores que, en este caso, serán cepillos de dientes eléctricos.
Se trata del último concierto del ciclo Phona Cicle de Noves Músiques de Mallorca.