El cineasta italiano Sergio Leone, considerado uno de los máximos exponentes del spaguetti western, escogió en 1966 la comarca burgalesa del Arlanza para rodar la secuencia final de El bueno, el feo y el malo. Tras cerca de 50 años abandonado, un grupo de fans, entre ellos el mallorquín David Alba Romero, deciden fundar en 2014 la Asociación Cultural Sad Hill para reconstruirlo. Paralelamente, Guillermo de Oliveira decidió inmortalizar las labores de recuperación en vídeo. Lo que empezó con un breve cortometraje para Youtube culminó en Desenterrando Sad Hill, un documental que aspira a llevarse el Goya al mejor documental el próximo 2 de febrero.
La cinta se estrenó en el Festival de Tokyo en noviembre de 2017 y se alzó como mejor película de la sección Noves Visions del Festival de Sitges del pasado octubre. «Nos costó mucho llegar a España, empezamos al revés, en la otra punta del mundo», confiesa la productora mallorquina Luisa Rosselló Cowell, responsable de Zapruder Pictures.
La cinta, que puede verse desde hace dos semanas en las plataformas Netflix y Filmin, está cosechando buenas críticas. Desenterrando Sad Hill cuenta con los testimonios del propio Clint Eastwood, el director y productor estadounidense Joe Dante, el compositor Ennio Morricone, el líder del grupo Metallica James Hetfield, y el director español Álex de la Iglesia.
«Fuimos a Londres a entrevistar a Sir Christopher Frayling, el biógrafo de Sergio Leone. Hablando con él vimos que había más historias que contar. Contactamos, tras casi un año tras él, con Clint Eastwood, quien entrevistamos a través de un cuestionario por correo a través de su representante. Fue casi en la fase final del rodaje y nos causó una alegría inmensa», cuenta Rosselló. «Sin embargo, nos costó casi el mismo tiempo conseguir hablar con estas personalidades que para conseguir los derechos de la película», reconoce.
«Con el que nos fue imposible hablar fue con Quentin Tarantino, seguidor declarado de El bueno, el feo y el malo, al que perseguimos rozando el acoso durante dos años», bromea la productora, quien denuncia que «en Mallorca, a pesar de que existe una Film Commission, no hay muchas ayudas para hacer películas, lo cual es una pena porque se podrían rodar muchas más producciones». En cuanto a los Goya, Rosselló Cowell confiesa: «Para nosotros, ganar ha sido estar nominados, pues cada vez hay más y mejores documentales, especialmente el año pasado y este».
Por su parte, David Alba recuerda que «mi abuelo paterno me solía llevar al Cine Odeón a ver películas antiguas, una de ellas El bueno, el feo y el malo. A los seis años me mudé con mis padres a Hontoria del Pinar, cerca de donde se encontraba el cementerio de la película de Leone. Cuando fui creciendo e interesándome más por el cine descubrí que se hallaba allí mismo, no más de 25 kilómetros de casa». «El lugar se encontraba en ruinas, dejado a la mano de dios y pensé que sería una pena que se perdiera, no solamente por el legado cinematográfico, sino desde el punto de vista antropológico, por la gente de la zona que colaboró o se vinculó de alguna manera con el equipo de la película», señala Alba.