Francina Maria Pizà Aulet, de Queta & Teo, falleció este domingo a la edad de 64 años en la Colònia de Sant Jordi. Queta saltó a la fama de la mano de su padre, Nicolau Pizà Mesquida, y de su hermano Mateu a mediados de los años 60 del siglo pasado. El progenitor, alto mando del ejército del aire, componía las canciones y sus dos hijos (ella de 11 años y él de 8) las interpretaban. Sus temas navegaban por estilos como la música popular, el folk o el jazz.
Rápidamente alcanzaron el éxito gracias a su calidad y sus intervenciones en radio y televisión, así como su participación en conciertos y festivales como el primer festival de la Nova Cançó en Mallorca.
Éxito atronador
La historia de Queta i Teo empezó cuando la discográfica Edigsa escuchó una grabación casera del propio Nicolau y respondió inmediatamente con un sustancioso contrato para las nuevas estrellas. Su éxito fue tan atronador que triplicaron las ventas discográficas de los grandes de la Cançó, que entonces empezaban a tener difusión. Cabe destacar el papel del padre, Nicolau Pizà, que siendo oficial del ejército del Aire los lanzó a la fama interpretando, sobre todo, sus propias composiciones en catalán, circunstancia insólita si se tiene en cuenta la situación de la lengua propia en aquellos momentos.
Pasaron los años y a Teo, con la entrada de la adolescencia, le cambió la voz y, así, su presencia en los grandes escenario des difuminó. Pero ellos siguieron haciendo música, particularmente temas de los grandes del momento como Roberta Flack, Diana Ross y Paul Young, por ejemplo, y temas de su padre como El cant del desesperat y El cacic, que tenían una gran carga de conciencia social y denuncia. Después Queta estudió magisterio y se casó con un médico anestesista, pero la relación no fue bien y se truncó poco después.
A partir de este punto, Queta siguió haciendo música por su cuenta. Realizó grabaciones con amigos músicos en su casa, en un estudio íntimo frente al mar de la Colònia de Sant Jordi, donde vivía y donde, finalmente, ha muerto.