Poesía y poesía visual, teatro, dietarios, artículos, traducciones, cuentos y novelas de temáticas tan diferentes como ciencia ficción, negra o erótica. Manuel de Pedrolo (Aranyó, Lleida, 1918 - Barcelona, 1990) cultivó y bien todos estos géneros. De él se celebra este 2018 el Any Pedrolo, con motivo del centenario de su nacimiento, y está comisariado por la filóloga, profesora y autora Anna Maria Villalonga (Barcelona, 1959). Aprovechando este hito histórico, Villalonga recaló en Ciutat para hablar de Pedrolo ?en el IES Ses Estacions y la Biblioteca Ramon Llull? y en la librería Embat para presentar sus dos últimos libros: El somriure de Darwin (Llibres del delicte, 2017) y Contes per a les nits de lluna plena (Edicions Apostroph, 2017).
«Pedrolo es el autor más prolífico de la literatura catalana del siglo XX, pues escribió 120 libros de diferentes géneros. Concibió su obra como un corpus completo de literatura total. Trató de dar la oportunidad a todo tipo de lector de leer lo que le gustara en lengua catalana», señala Villalonga. «Él concibió su obra como un servicio a su país hasta el punto de decir que, si las condiciones hubieran sido diferentes, su literatura también lo hubiera sido», añade Villalonga, quien reconoce que se llegó a cruzar unas cuantas veces con el autor aunque «yo era muy joven y nunca me atreví a acercarme».
En ese sentido, Villlalonga advierte que «Pedrolo era ideológicamente muy militante. Era un hombre de izquierdas, antimilitarista, ateo convencido, antitotalitarista, independentista cuando nadie lo decía. Fue un personaje un poco incómodo porque era insobornable». Además, su idea de literatura tampoco casaba con las ideas de la escuela de la época, que defendían una «literatura elitista y muy culta»; mientras que Pedrolo «quería hacer llegar la literatura a cada rincón de cada hogar». «Pedrolo enamora a todos los que se acercan a su figura. Era honesto hasta la médula. Siempre luchó por la libertad. Murió un poco triste porque tenía la impresión de que había pasado toda su vida tratando de conseguir unas cosas que al final no consiguió. Pero decía que, como mínimo, a pesar de vivir en un país sin libertad, él sí que había sido libre, que había escrito lo que había querido. Y por eso lo admiro tanto, sobre todo teniendo en cuenta la época tan difícil en la que vivió», concluye. «La iniciativa de que yo fuera la comisaria surgió de la propia Fundació Pedrolo, así como de Laura Borràs, que era directora del Institut d?Estudis Catalans. Supongo que pensaron en mí porque soy profesora de literatura catalana en la Univeristat de Barcelona y una apasionada de Pedrolo», apunta.
Aunque todavía quede más de medio año por delante, Villalonga admite que «estamos muy contentos porque, en este momento, ya sabemos que saldrán un total de 30 libros de Pedrolo, sin contar los textos que se han escrito sobre él, como es el caso de Manual de supervivència de Sebastià Bennasar [Meteora, 2018]». Por otra parte, también se homenajeó a Pedrolo en el festival Tiana Negra, dirigido por el propio Bennasar y en El vi fa sang, que ha premiado recientemente a Antoni Serra. Además, Villalonga avanza que el próximo mes de octubre se publicará Llibre d?Informes de lectura, una «miscelánea de textos académicos sobre Pedrolo» elaborado por ella misma junto a Antoni Munné-Jordà y Anna Moreno. A parte de estas ediciones, se están programando diferentes actividades como talleres, exposiciones, conferencias, lecturas dramatizadas o rutas literarias. En definitiva, todo ello demuestra que Pedrolo fue mucho más que el autor de Mecanoscrit del segon origen y Joc Brut, sus obras más conocidas, y su dilatado curriculum incluye títulos como la La terra prohibida, Cendra per Martina, Totes les bèsties de càrrega o Crèdits humans, entre muchos otros.