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‘La la land', un musical moderno

Una escena de ‘La la land’. | Redacción Digital

| Palma |

Tras arrasar en los Globos de Oro, en las nominaciones a los Bafta –con 11 menciones– y ser ya clara favorita para los Oscars con sus 14 nominaciones, el musical 'La la Land' –al que en España se ha añadido el cursi 'La ciudad de las estrellas'– se ha estrenado este viernes en las salas de todo el país. A la espera de su resultado en nuestra taquilla, esta cinta lleva ya amasó en poco más de un mes, y solo en Estados Unidos, 53 millones de dólares. Una barbaridad de dinero teniendo en cuenta que su distribución solo acaba de empezar –se exhibe tan solo en 1.000 salas–, la cinta tiene un presupuesto ajustado de 30 millones y su director, el joven Damien Chazelle, tardó un lustro en convencer a un productor para que invirtiera en este proyecto tan personal y, en principio, poco taquillero. Porque se supone que el género musical no suele triunfar, ¿verdad?

¿Qué hace tan diferente a La la land? Lo primero que hay que decir es que es un musical con tintes románticos que, a diferencia de los éxitos más recientes del género –Chicago, Les miserables o Into the woods–, nunca ha pasado por Broadway ni es una adaptación, simplemente porque es un guión enteramente original, del mismo Damien Chazelle, y sin un compositor de campanillas que lo avale, ya que la música es de otro ‘casi' novato en estas lides, Justin Hurwitz, amigo personal del director, que ha compuesto y escrito de cero la partitura y las canciones que suenan en la película.

Un canto de amor a Los Ángeles y a la gente con ilusión. «Esta es una película para soñadores. Creo que la esperanza y la creatividad son las cosas más importantes del mundo», aseguraba la madrugada del domingo al lunes Emma Stone, al recoger emocionada su Globo de Oro que la acreditaba como la mejor actriz de comedia; un premio más que se suma a la Copa Volpi a la mejor interpretación femenina conseguida en la pasada Biennale de Venezia, donde la película se puso en el mapa de la crítica y de los premios.

Ese puede ser el secreto del éxito de La la land. La segunda película de Chazelle es una oda a la ciudad de Los Ángeles, a la juventud, a Hollywood, al arte y a las ganas de superarse. No parece casual que el boom de la película se haya producido primero en un Estados Unidos que se prepara para la inminente toma de posesión de Donald Trump como presidente. En un momento de clara polarización política y social en el país, se ve La La Land como una apuesta por la ilusión en tiempos oscuros.

¿De qué va la película? La historia se ha contado en multitud de ocasiones: chico conoce chica, chico y chica se enamoran, chico y chica quieren triunfar. No me extenderé más, sería aburrido y es algo que necesitan ver, pero Emma Stone interpreta a una joven actriz que habitualmente es rechazada en toda audición a la que se presenta. Mientras que Ryan Gosling da vida a un pianista que sueña con abrir un establecimiento exitoso en los días de gloria de la música jazz. Además, la película cuenta con un reparto enorme de jóvenes bailarines y trabajos secundarios del conocido músico John Legend, ocasional actor y ganador de un Oscar por la canción Glory, de la película Selma; los televisivos Rosemary DeWitt (United States of Tara) y Finn Witrock (American Horror Story), así como el actor fetiche del director, J.K. Simmons, que logró el Oscar al mejor actor de reparto por Whiplash (2014), primer largo de Damien Chazelle.

Un proyecto largamente acariciado. Siempre con la música en mente, el éxito crítico de su primer trabajo le ha permitido llevar a cabo La la land; es más, el guión de la cinta, que ha ido puliendo durante la última década, era la primera película que quería rodar. Pero no conseguía que nadie le financiara una historia de amor musical. Llamó a todas las puertas posibles y, como mucho, recibía un elegante y rotundo ‘no' como respuesta, aunque la mayor parte de las veces ni se molestaban en abrirle. Cuando al fin consiguió los 30 millones de presupuesto, comenzó la labor de buscar a sus dos estrellas. Y, aunque parezca mentira, ni Ryan Gosling ni Emma Stone –una pareja con una química espectacular que ya ha trabajado en otras dos ocasiones juntos– fueron las primeras opciones del realizador. El primer seleccionado para el papel de Sebastian fue Miles Teller, protagonista de su anterior trabajo, que llegó a ensayar algunas escenas, pero dejó el proyecto para rodar una cinta de boxeo que ha pasado desapercibida en la taquilla. Todavía debe estar dándose cabezazos. Mientras que la primera actriz elegida para dar vida a Mia fue Emma Watson (la Hermione Granger de la saga Harry Potter), que no terminó de sentirse a gusto cantando y abandonó para rodar la nueva versión en carne y hueso de La bella y la bestia.

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