El vicecanciller del Diócesis, Josep Adrover, niega tajantemente que el Bisbat de Mallorca quisiera vender el monasterio de Santa Elisabet de las jerónimas de Palma, también conocido como Sant Jeroni. «Nadie ha hablado nunca de vender y sí de que ojalá pudiera continuar la vida monacal», expresó el sacerdote.
Lo declaró este jueves ante el juez Jaime Gibert como testigo en el transcurso del juicio celebrado en el Juzgado de Primera Instancia número 22 de Palma por una demanda de la congregación religiosa que exige la nulidad de la inmatriculación del convento que firmó el entonces obispo Javier Salinas en 2014, basada en tres certificaciones registrales de sus fincas. El caso quedó visto para sentencia.
La abogada de las religiosas, Pilar Rosselló, aseguró que los certificados de las tres fincas que firmó Salinas en 2014, en los que se basa la inmatriculación a favor del Bisbat, «son meras manifestaciones del obispo» que carecen de respaldo registral y cuya única finalidad fue «arrebatar el monasterio a las jerónimas». También calificó como «un fraude de ley, abuso de derecho y mala fe» que la inmatriculación la solicitara el Bisbat cuando el registro catastral de las tres fincas está a nombre de las jerónimas de Palma.
La defensa del Bisbat, el letrado Raimundo Zaforteza, expresó que, al contrario que las jerónimas, la Diócesis «sí dispone de un título de propiedad sobre el monasterio», una relación de bienes de la Iglesia del 30 de noviembre de 1865. Defendió también que «el propósito del Bisbat sobre las propiedades que adquirió en esa fecha era que persistiera la vida monacal y que no se vendiera el monasterio».