La celebración del V centenario del nacimiento de Teresa de Jesús (Ávila, 1515 - Alba de Tormes, 1585) pasa desapercibido en Mallorca, seguramente por su ascendencia de santa castellana, nacida lejos de esta tierra.
Fundadora de las monjas y monjes carmelitas descalzos, en un intento de enderezar la espiritualidad en los conventos de los calzados, donde cundía la relajación de las costumbres, su huella se dejó sentir bien pronto en la Isla, donde el primer convento de esta nueva orden se gestó a inicios del siglo XVII.
La huella de Teresa en Mallorca pasa, obligatoriamente, por el patrimonio religioso pues, además de monja fundadora y escritora, esta mujer, -que luchó por sus ideas en un mundo de hombres, por lo que siempre estuvo en el punto de mira de la Inquisición-, fue declarada santa en 1622 por el papa Gregorio XV.
El investigador Jaume Llabrés, coautor del libro Conventos y Monasterios de Mallorca. Arte, cultura y patrimonio, propone en esta página una ruta teresiana que comienza en Palma y tiene paradas en la Part Forana.
El volumen, cuenta cómo fue la fundación del convento de las carmelitas descalzas de Ciutat, situado en la Rambla.
Impulsado por Elionor Ortiz, se constituyó en 1617. La iglesia de este convento, de estilo barroco, «fue una de las primeras de España que se le dedicó a Teresa de Jesús», cuenta Llabrés. Iniciada en 1624 y finalizada en 1641, «contiene uno de los mejores retablos barrocos de Palma».
Llabrés añade: «Como es lógico, este monasterio es el que tiene más cuadros dedicados a la santa, la mayoría de artistas locales del XVIII» y apunta que «en general, siempre se la ha representado de la misma forma, sentada, a punto de comenzar a escribir sus obras, no en vano es la patrona de los escritores» y, a pesar de que sus obras fueron estudiadas con lupa en su tiempo, finalmente llegó a ser «nombrada Doctora de la Iglesia».