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Andrés Calamaro: «Soy como una civilización antigua con muchos tesoros enterrados»

El músico argentino Andrés Calamaro posando frente a dos espejos.

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Bohemio (2014) es el enjuto, acertado y vibrante álbum de rock artesanal de un autor cuya lírica se desborda con frenesí. Pone, además, el punto y final a tres años de silencio editorial de uno de los creadores esenciales de la lengua española, Andrés Calamaro, un artista capaz de ofrecer extenuantes sesiones de rock sobre un escenario. El Parc de n'Hereveta de Porreres acogerá el próximo 2 de agosto, a las 22.00, la lírica penetrante, la balada desgarrada y el rock instintivo del bonaerense.

—¿Cómo se desarrolló el proceso creativo de Bohemío?

—Fue bastante asesino… Solté amarras y me perdí en los caminos de las grabaciones interminables. Fui hacia todas las direcciones en cuanto a sonido y textos. Que el resultado sea un disco de diez canciones con un sonido uniforme es otro accidente. Un disco no es suficiente para descifrar mis interiores musicales, soy como una civilización antigua con muchos tesoros enterrados.

—¿Cómo invoca a las musas Andrés Calamaro?

—Maniobro según impulsos vitales, exprimo todo de mí para las grabaciones domésticas, informales.

—¿Se plantea la creación como un acto de escapismo?

—Yo diría que necesito terapia después de mis temporadas de grabación obsesivas. Es un escape enfocado en la soledad y la música.

—¿Cómo consigue concentrar lo mejor del rock sin perder nunca la identidad?

—Tengo muchas identidades, no puedo perderlas todas. En directo sí respondo a un sonido que me acompaña desde hace muchos años, un rock de canciones intenso. Cuando tocamos no soy un cantante ‘solista', soy parte de una banda inflamable.

—Dylan decía que la inseguridad es la segunda piel del artista, ¿crees que también es un motor para seguir aprendiendo?

—Qué hermoso concepto. Siempre pensé que la inseguridad era el arma de John Lennon y su inabarcable influencia en la música y, especialmente, en los cantantes contemporáneos y posteriores a él.

—Sigo con Dylan, él sostenía que la carrera de todo músico es una preparación para ser juzgado una vez muerto, ¿usted que opina?

—Que es un genio. Deberíamos ser juzgados por el conjunto de todo lo que hicimos, incluso por aquellas grabaciones que nadie escucho. Otro que pensaba exactamente como Dylan fue Paco de Lucía. Decía que los discos no deberían editarse nunca, quizás después del final.

—¿Cómo describiría su evolución musical desde los inicios hasta la actualidad?

—Anárquica. Nunca conseguí ser un pianista de jazz competitivo, crecí en una época donde se le exigía mucho a un músico. No podría haber sobrevivido si el rock hubiera seguido el camino progresivo, el punk rock me ayudó bastante. Aun sin saberlo.

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