«Xsssst..!, silenci... contam contes», rezaba un cartel en la Placeta del Jardinet de Esporles, reconvertida ayer en escenario del primer maratón de cuentacuentos que celebraba el municipio. De fondo se escuchaba la voz de Catalina Rosselló, que narraba la historia de El follet valent, una suerte de duende del bosque que minutos después entablaría amistad con un enjambre de insectos. Decenas de críos sentados en el suelo atendían al relato de la cuentacuentos mientras los adultos, en una Plaça del Ajuntament no tan concurrida, presenciaban la lectura de la novela El tiempo huye, de Laura Espido Freire, a cargo de Àngels de la Cámara. Durante el transcurso de la mañana, más de 30 cuentacuentos voluntarios, entre profesionales y amateur, protagonizaron una jornada distendida de historietas breves, de no más de 10 minutos.
Las actividades, programadas dentro de la primera maratón de cuentacuentos ideada por la Associació cultural Contesporles con el apoyo del Ajuntament de la localidad y la Biblioteca Municipal, congregaron a unas 400 personas, según estimaciones de la organización, y sirvieron para conmemorar el primer aniversario del festival Contesporles, con una periodicidad bianual.
Los actos comenzaron temprano con la batucada de Esporles Batukadell, que hizo un pasacalles por el pueblo para anunciar a los habitantes y turistas el inicio de esta fiesta del cuento.
Albert Catalán, miembro del comité organizativo, grababa en vídeo las intervenciones de los cuentistas en la Plaça del Ajuntament. «Estas actividades forman parte de un proyecto más ambicioso que es declarar el pueblo como municipio lector», explicó.
«La idea es ir haciendo actos de promoción de la lectura», como el ‘Bosc de llibres', que consta en votar la obra fetiche de los residentes y a continuación plantar carteles de madera con los títulos elegidos por mayoría. El año pasado ‘sembraron' Las rondaies de Antoni M. Alcover, El Quijote de Cervantes y La isla del tesoro de Robert L. Stevenson.