En su currículo se incluye la participación en películas de animación como The Pirates! o Wallace and Gromit. The curse of the Were-Rabbit –ésta última consiguió el Oscar al mejor filme de animación en 2005– además de la creación de varios cortometrajes, como el premiado Història d'Este. Su nombre es Pascual Pérez y su especialidad es la animación en stop motion, una disciplina en la que trabaja desde hace años y sobre la que hablará mañana, a las 20.00, en Es Baluard de Palma en una conferencia titulada El hombre sensato. Animación e incluida en el ciclo ArtFutura.
—¿Cómo se anima en stop motion?
—Una vez se tiene la idea, grosso modo, se hace un storyboard, se crean los escenarios y los personajes y se graba fotograma a fotograma.
—Parece laborioso, ¿cuánto se puede animar en un día?
—De cuatro a seis segundos en un día, pero comparado con lo que se anima por ordenador, es bastante, y con una calidad similar.
—¿Qué ofrece el stop motion que no pueda dar la animación por ordenador?
—A nivel visual se puede hacer un acercamiento más orgánico a la animación y tiene mayor grado de calidez que lo hecho por ordenador.
—¿Qué aporta esta técnica a los animadores?
—Enriquece a la hora de escenificar las situaciones y puede dar muchas herramientas sobre cómo afrontar el proceso de animación.
—Sin embargo, tanto largos como cortometrajes se suelen animar por ordenador...
—El año pasado se rodaron cuatro películas en stop motion, la compañía Pixar creó un proyecto, que cerró, para experimentar con este sistema. Incluso Guillermo del Toro quería hacer un Pinocho de esta manera. El stop motion pegó un boom en 2007 y se siguen animando bastantes proyectos.
—Desde que empezó, ¿que ha cambiado en el stop motion?
—Sobre todo, la evolución técnica. Antes todo se hacía con cámaras de 35 milímetros y ahora es digital, lo que te permite ser más directo y rápido. Además, ahora hay títulos oficiales y departamentos especializados, como LADAT de la Universitat de les Illes Balears.