Unos lo imaginan, otros lo llevan a la práctica. Jaime Anglada se reinventa en Anglada Simfònic, un salto sin red en el que orquestaliza su obra, cincelada a golpes de rock aterciopelado, mundología nocturna y corazones saturados. Un imaginario de fuerte pegada y aliento poético en el que resulta imposible adentrarse sin salir ileso. La suya es una apuesta arriesgada pero necesaria para continuar seguir mirando hacia adelante; el sostén proporcionado por la Orquestra Simfònica de Palma completará la metamorfosis el próximo 28 de septiembre, a las 21.30, en Trui Teatre.
—¿El estreno de Anglada Simfònic le quita el sueño?
—No debería, la gente con la que trabajo me da tranquilidad.
—¿Puede avanzarnos alguna sorpresa que tenga preparada para la noche del estreno?
—La principal sorpresa serán las 15 canciones que interpretaremos, que incluirán dos temas en mallorquín, Cridaré el teu nom y Les claus del teu nom, esta última dedicada a mis hijos; también puedo anunciaros que ayer Miguel Ríos me confirmó su presencia. Ademá, grabaremos el concierto en CD y DVD.
—¿Que le une a Miguel Ríos?
—Una relación de amistad y admiración, es un icono, puro talento, su voz y su trabajo ha hecho mucho por el rock.
—¿Orquestalizar su repertorio le ha hecho sentir más cerca del verdadero significado de la palabra arte?
—No me atrevo a definir la palabra arte, pero sí me hace estar más cerca de la música.
—¿Tendrá continuidad esta experiencia?
—Si, se está haciendo una inversión grande y con los tiempos que corren no podemos permitirnos el capricho de hacer un único concierto sinfónico.
—¿Arropar sus canciones con viento, cuerda y metal es un síntoma de envejecimiento?
—Más bien un gesto de atrevimiento, los sonidos que me están regalando estos nuevos instrumentos me llevan a una quinta dimensión.
—¿Qué opina de la medida adoptada por el gobierno de aumentar el tipo de IVA en diferentes actividades culturales?
—Me parece una falta de respeto, indica poca inteligencia. La base de un país es la cultura y están jugando con nosotros.
—David Bowie declaró que el rock se está fosilizando, que necesita sangre nueva, ¿comparte su pesimismo?
—Ese sentimiento es eterno, ya existía cuando el rock estaba en pleno auge. Bowie tiene todo mi respeto, pero no comparto su opinión, hay que seguir luchando.
—¿Cuáles fueron sus motivaciones al comenzar en la música y cuáles son las de ahora?
—Sigue siendo mi salvavidas, lo digo en el sentido literal. La música me ha permitido encontrarme a gente como Joan y Xisco Barceló, quienes me propusieron este Anglada Simfònic.
—Su carrera se caracterizaba por una cierta querencia hacia el inmovilismo, y en poco tiempo recrudece su sonido con Stereo y ahora el experimento sinfónico, ¿prevé más cambios?
—Soy una persona inquieta, pero siempre respetando mis principios musicales; ahora estoy centrado en Anglada Simfònic ypuedo decir queen un futuro quiero hacer un disco íntegro en catalán. Siempre espero que lleguen las musas, a ser posible desnudas.