Una dolorosa enfermedad acabó en la madrugada de ayer con la enorme vitalidad del pintor José Luis González González, conocido en el mundo artístico como Tudanca, nombre que había tomado de su localidad natal, situada en Cantabria, donde había venido al mundo en 1944. Curiosamente, sus últimas obras están estos días disponibles para el disfrute del público, ya que acababa de inaugurar una exposición en la galería Matisos de la Colònia de Sant Jordi. El funeral por su alma será el próximo lunes, a las 19.30, en La Sang de Palma.
Tudanca, que había llegado a Mallorca en la década de los setenta del pasado siglo, se había formado profesionalmente en el ámbito de la decoración, pero pronto fue derivando hacia las artes plásticas, dedicándose exclusivamente a la pintura, donde se desenvolvió en el terreno de la abstracción figurativa, trabajando e investigando con el color. Con los años fue trocando la 'dureza' de las tonalidades más norteñas para empaparse de la calidez de la luz mediterránea. El artista decía a este diario en el año 2000 que en Mallorca había encontrado un espacio para la reflexión, el reposo y la inspiración poética que su obra requería.
Aunque utilizó el óleo, el acrílico o la pintura matérica, su verdadera pasión fue la acuarela, a la que dotó de una dimensión personal. Se le podía ver por el campo, o en la playa, pintando la naturaleza sobre grandes papeles, una naturaleza que, sobre todo, era color. Le gustaba pintar al aire libre, decía, para desintoxicarse del taller. En los últimos años, Perú, a donde viajaba con frecuencia, fue otra de sus fuentes de inspiración, y pintó hasta días antes de morir, dicen sus familiares.