La expulsión de los Ciutat de Palma del premio de cómic por parte del nuevo Consistorio de Cort sigue trayendo cola. Tras la reunión mantenida ayer por un grupo de representantes del sector, se concluyó que la decisión «ha roto» unas relaciones que se venían desarrollando «desde hace dos legislaturas con normalidad» entre las instituciones y todos los agentes implicados: autores, editores, libreros, gestores culturales, entre otros.
Joan Miquel Morey, Tomeu Pinya y Vicente García, que fueron quienes se reunieron el pasado lunes con el concejal Fernando Gilet, trasladaron ayer a sus compañeros el contenido de dicha reunión, una cita en la que se pusieron de manifiesto todas las posturas, según Morey, «desde las más beligerantes hasta las más reivindicativas».
«Seguir trabajando, que es lo que siempre hemos hecho» es también la postura de un «sector muy cohesionado y nada conflictivo», según el dibujante Pere Joan, quien opina que Cort ha roto «sin motivo alguno» un trabajo conjunto entre la administración y la iniciativa privada que había redundado en promoción para Mallorca. Para las gentes del cómic, que han dado dos Premios Nacionales, Max y Bartomeu Seguí, la decisión de Cort de no convocar este año el Ciutat de Palma de esta disciplina tiene un claro significado: «La pérdida de prestigio internacional» de los citados premios. El sector se mantendrá a la espera de que el concejal Fernando Gilet cumpla su promesa de recuperar la periodicidad anual para el premio, así como mantener «las líneas expositivas de cómic del Casal Solleric, la residencia de artistas de Sant Jeroni y las propuestas activas que se le puedan ir haciendo».