Al final, los rumores que la situaban como consellera de Cultura del Consell acertaron en parte. Gari Durán es, desde ayer, la nueva directora insular de Cultura i Patrimoni, a las órdenes del vicepresidente Joan Rotger, con una amplísima área de trabajo, ya que la citada administración detenta las competencias en ambas materias.
Recién aterrizada en el cargo decía, entre otras cosas, que no «creemos en la cultura subsidiada», que «estamos al lado de las industrias culturales» y que su política sobre patrimonio histórico se basará en la «conservación, protección y difusión» del mismo.
Según Durán, durante estos cuatros años, el PP gestionará el sector cultural partiendo de «las tres funciones que tiene la cultura». Por un lado, señaló Durán, «atender la parte social, el hecho de que cualquier ciudadano tiene derecho a acceder a la cultura de manera fácil por lo que supone de enriquecimiento personal».
Además, para Duran cuenta que «los creadores puedan llevar a cabo su labor en un ambiente de libertad» y, ya desde un punto de vista pragmático, «estaría la cuestión económica, que la cultura es en sí misma un sector productivo, y en el caso de Mallorca es algo que debemos tener en cuenta, hay industrias culturales que dan de comer a muchas familias y eso es un factor a tener siempre presente».
Productividad
La productividad del sector cultural es ahora un asunto candente y el PP tiene su propia teoría sobre este hecho para gobernar, asegura la directora insular: «Creemos, y pensamos que es lo que demandan las industrias culturales, que lo que tiene que hacer la Administración es estar al lado de ellas, facilitando los trámites, no poniendo trabas absurdas, estando al lado y ayudando a la difusión de su producto porque con la difusión ayudamos a las industrias, pero también a nuestro tejido productivo, se trata de que puedan llegar a andar por sí mismas, que no tengan que estar dependiendo de las instituciones porque al final se crea una dinámica perversa en la que realmente no acaban de hacerse adultas».
El cine y el audiovisual han comenzado a llamar la atención de la clase política. «Es una industria que, por diferentes motivos, aquí ha ido tomando cierta fuerza y relevancia». Por tanto, «una vez que ha demostrado su solvencia, lo que no podemos hacer es ponerle trabas para su desarrollo».
Para el Teatre Principal, buque insignia del Consell, «aún no se ha definido cuál va a ser su plan de usos». En cuanto a la programación, «no podemos hacer una errática, que no defina el equipamiento» y aunque «no hay dinero para una de mucho relumbrón» se tiene que conseguir la que «aúne calidad y aceptación por parte del público». Difundirla «con antelación» suficiente, como en el caso, por ejemplo, de la ópera, para que «el turismo de fin de semana» pueda organizarse, es otro de sus proyectos.
Finalmente, el patrimonio histórico «es una de las prioridades», dice Durán. Por ejemplo, «Palma y determinados municipios deben hacer sus cartas de riesgo arqueológico, que son elemento de protección y seguridad jurídica primordiales». En cuanto al que está en manos privadas, «debe dejar de plantearse su conservación desde el punto de vista únicamente de fiscalización, de persecución de los propietarios, porque si queremos que nos den a conocer de buen grado el patrimonio con que cuentan, la manera de hacerlo es desde la colaboración y, en algunos casos, de la contraprestación», como por ejemplo, ayudar a catalogar un fondo documental que luego se pueda abrir a los investigadores.