Marcos Cabotá debuta en la plaza de director con Amigos , una comedia que dirige al alimón junto a Borja Manso y que le ha hecho pisar la alfombra roja del Festival de Málaga (Biznaga de Plata por el Premio del Público). Protagonizada por Ernesto Alterio, Diego Martín y Alberto Lozano, la ópera prima de Cabotá órbita las fórmulas magistrales de la comedia familiar. Su preestreno está previsto para el próximo 8 de julio en Madrid, aunque se está negociando un pase especial en Mallorca.
-¿Está preparado para los nervios previos al informe de las cifras de recaudación del primer fin de semana?
-Me sorprendería que las cifras fueran bajas, normalmente las películas que ganan el Premio del Público en Málaga suelen hacer caja, creo que Amigos se situará entre las películas españolas más vistas.
-Pese a que el talento es el ingrediente fundamental para poner en marcha un filme, ¿sin contactos el proyecto acabaría en el dique seco?
-No tiene por qué, cualquiera que tenga el valor de acercarse a las personas adecuadas para mostrar su trabajo puede conseguirlo, aunque le mentiría si dijera que es fácil, nosotros hemos tenido la gran suerte de que Tele 5 se interesó por el proyecto, esto significa que la promoción será bastante fuerte.
-¿Asustan los números del cine español?
-En España se hace muy buen cine, me preocupa quien califica el cine español de forma despectiva, es como juzgar un libro por su portada, en cierto modo es una forma de racismo y resulta curioso porque en Estados Unidos el cine español es una marca muy reconocida.
-En un gremio tan dado al egocentrismo, dice mucho de usted que haya dedicado unas palabras a quienes no han tenido su misma suerte.
-Creo que hay que perseguir tu sueño hasta el último aliento. Con respecto a lo del egocentrismo, en efecto, existe y es muy notorio, pero he tenido la suerte de rodearme de unos actores que no han ido de estrellas, me han escuchado y respetado aún siendo un director novel.
-¿Qué nuevos proyectos tiene previsto desarrollar?
-Estoy empezando el guión de una película de terror psicológico. No sé si lo acabaré en una viña francesa o en una cueva de Afganistán, pero en pocas semanas me pondré a ello.