Tras curtirse en bandas como The Crazy World Of Arthur Brown o Atomic Rooster, Carl Palmer ingresó en la flor y nata del rock progresivo en su cacareado paso por Emerson, Lake & Palmer y Asia. Los rigores del tiempo no han afectado a su extraordinaria pericia con las baquetas, una habilidad que le permite perpetrar solos a velocidades extremas, sin que el frenesí del ritmo haga mella en la métrica del sonido, toda una proeza. El virtuoso batería llega a Palma inmerso en el tour Celebrates the music of Emerson, Lake & Palmer, un show que celebra la música del legendario trío británico y que recalará en el Trui Teatre el próximo 12 de febrero.
-Con la perspectiva que concede el tiempo, ¿cómo contempla su paso por Emerson, Like & Palmer?
-Pasamos dieciséis años juntos, durante ese tiempo disfruté muchísimo, hoy día conservo un recuerdo inolvidable de mis días en Emerson, Lake & Palmer.
-El día del concierto, ¿echará algo en falta el fan más purista de ELP?
-Esperemos que no, en cualquier caso espero que no falte ninguno de esos fans, no deben perdérselo.
-¿Resulta el revivalismo lícito en pleno siglo XXI?
-Sí existen orquestas que interpretan piezas de Bach o Vivaldi, no entiendo por qué no puedo subir mis canciones a un escenario. Encuentro muy lícito mi revival.
-¿Donde aprendió a manejarse tan bien en lengua española?
-Lo aprendí el año 1973 asistiendo a un curso para extranjeros en La Orotava, cada vez que viajo a Tenerife mi hija me obliga a practicarlo. La primera frase que aprendí en español fue: «Un gato encima de la mesa».
-Cuarenta años después de su concepción, Tarkus sigue siendo uno de los álbumes claves del rock progresivo, fresco y críptico a la vez, ¿qué banda actual hubiera encajado en aquél contexto musical?
-Los británicos Muse, ellos han heredado en la actualidad una parte de aquél sonido primigenio, son una banda que me gusta mucho.
-Más de allá de las reunificaciones puntuales, ¿cabe la posibilidad de un regreso definitivo de Emerson, Like & Palmer?
-No, nunca. El cuento se ha acabado.