Cuatro años después de la edición de su EP Love Science (Primeros Pasitos, 2006), el segundo álbum de The Magnetic Band llega cuando muchos ya se habían olvidado de la espera. Los músicos se han tomado su tiempo, se han construido su propio estudio y han ido dando forma a un elaborado tratado de pop reposado, de nuevo con coartada filosófica: la relación entre máquinas y personas y las personas como máquinas.
The Feeling Machines es una reposada maravilla que recuerda a los Yo La Tengo menos revoltosos, a The Go Find y American Analog Set. Orfebrería a cámara lenta.
El grupo presentó el disco en directo el pasado día 16 en Sa Congregació de sa Pobla, una oportunidad que tuvieron que aprovechar, teniendo en cuenta lo poco que se han prodigado en directo en estos últimos años.
-La producción del disco ha durado más de cuatro años. ¿A qué se ha debido la espera?
-En realidad, ha habido varias causas. La primera y tal vez la que nos ha consumido más tiempo ha sido la construcción de nuestro propio estudio, The Magnetic North Studios.
Aunque siempre nos hemos grabado nosotros mismos, éste ha sido el álbum en el que nos hemos sumergido de lleno en las técnicas de producción. Además, en un disco que trata precisamente sobre la interacción entre máquinas y humanos los errores tenían que ser por fuerza parte del proceso.
-¿Es bueno dedicarle tanto tiempo a las canciones?
-Hemos hecho todo lo posible por quedarnos contentos, pero eso es imposible. La insatisfacción es inherente a todo proceso creativo, es lo que te mantiene enganchado. Si alcanzaras la plena satisfacción no tendría sentido continuar buscando. Podemos decir al menos que hicimos todo lo que estaba en nuestras manos para acercarnos a la idea que teníamos de lo que debía ser The Feeling Machines.
-Da la sensación de que The Magnetic Band vive en su propia burbuja. ¿Es así? ¿Es algo bueno o malo?
-Tal vez sea un mecanismo de defensa, para mantener nuestra atención y motivación intactas, concentrándonos en construir nuestro propio lenguaje sin muchas interferencias.
-De nuevo, el disco se apoya en un concepto: la mecánica del amor. ¿Son conciliables el rock y la filosofía?
-¡El rock'n'roll es tan solo una filosofía! Hemos conseguido que con cada disco se generen múltiples interpretaciones, todas válidas. Ése es el juego, nosotros hacemos algo y el público le da sentido al interpretarlo.