Sus seguidores mallorquines le esperaban este verano, pero su paso por Mallorca finalmente se pospuso hasta anoche y la respuesta fue multitudinaria. Más de 4.000 personas abarrotaron el Palma Arena de sombreros negros, complemento habitual de El Barrio, alias de José Luís Figuereo, quien pisó el escenario acompañado de cuatro músicos y cuatro coristas.
El público, mayoritariamente joven, acompañó al intérprete en el repaso de su ya extensa discografía y de su último disco, Duermevela.
Respaldado por una gran pantalla gigante y sobre un enorme escenario, que ocupa la mitad de la pista, El Barrio derrochó simpatía, conexión con el público, en una exhibición de su flamenco rock. Eso sí, anoche no le acompañó el sonido, excesivamente grave, que ahogaba su voz hasta hacer casi incomprensible la letra de sus temas. Porque sin ti, Llorando por Granada, ¿Dónde está mi gente? o Amor de Géminis fueron sin embargo, algunas de las piezas con las que el músico abrió el espectáculo, que se prolongó durante algo más de dos horas.
El Barrio permutó un futuro como soldador en los astilleros de su Cádiz natal por el de cronista de insomnes historias de cinismo, hastío y pesadumbre. En su empeño, se subió a lomos del rock andaluz practicado en los años setenta por bandas como Triana o Medina Azahara para ofrecer el pertinente envoltorio musical a sus composiciones y, tras catorce años de una exitosa carrera profesional, presentó en Palma Duermevela su noveno registro discográfico. Toda una travesía en la que siempre, como se pudo ver ayer, ha estado muy arropado.