Valldemossa se convirtió ayer en fuente de inspiración para una setentena de pintores que acudieron a la IV Trobada de Pintura Ràpida del municipio.
Los artistas, aficionados y profesionales, invadieron el municipio en busca de un rincón que mereciera ser inmortalizado, eso sí, cada uno con una técnica y un estilo muy personales, desde las pinceladas del pequeño Ervin Gómez, de tan solo dos años y medio, hasta la pintura ya consagrada de pintores como Pepa Cortés o Daniel Codorniu, quien acude «cada mañana» de sus vacanciones en la Isla a pintar algún rincón de Valldemossa. El impulsor de la trobada, Antoni Bibiloni, explicó que el concurso nació en «un intento de llenar el pueblo de pintura y de artistas». En apenas cuatro ediciones, el encuentro ha ido creciendo considerablemente cada año en número de participantes. Por otro lado, Bibiloni afirmó echar de menos «que el Govern impulse un tipo de turismo que atraiga artistas a trabajar en Mallorca, tal vez en temporada baja» como una posible solución a la estacionalización del turismo balear.
Los premiados, que recibieron un siurell diseñado para la ocasión, fueron Maria Dolores Vázquez; Pons Fullana y Amer, primera, segundo y tercero, respectivamente.