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El Festival de Pollença abre el sábado sin déficit ni grandes orquestas

La soprano María José Montiel cantará en el festival en un homenaje a Miquel Capllonch. | Teresa Ayuga

| Palma |

El violinista libanés Ara Malikian abre este sábado, día 3, el Festival de Pollença en una edición con unos prolegómenos muy movidos que han obligado a sus gestores a mover ficha y a solucionar problemas que se arrastraban desde hacía años. Con la celebración de su cincuenta aniversario a un año vista, en este 2010 no sólo se ha tenido que hacer frente a los recortes impuestos por la crisis, sino que «hemos saldado el déficit» que arrastraba el festival, además de comenzar la elaboración de unos nuevos estatutos y la renovación de su patronato, según explicó el alcalde, Joan Cerdà, ya que «estaban obsoletos».
Las cuentas del festival «ya están a disposición de la Sindicatura», señaló Cerdà, quien apuntó que para 2011, cuando se celebre el cincuenta aniversario, «tendremos nuevo patronato y los nuevos estatutos ya están casi acabados».
Entre las novedades para 2011, el alcalde adelantó su intención de que el festival salga «de los meses de verano con un concierto hacía octubre», pero es algo que aún no puede confirmar.
Respecto al cartel para este año, el recorte económico ha sido de 40.000 euros, por lo que «hemos optado por no traer grandes orquestas que, si bien dan mucho glamour al festival, también es lo que nos resulta más caro». El presupuesto no sólo ha padecido los ajustes propios de la crisis, sino también los derivados de la reducción del déficit y ha perdido a uno de sus patrocinadores, Sa Nostra. Turisme del Govern ha aportado 180.000 euros; el Ajuntament, 100.000 y el Consell paga un concierto, lo que supone unos 20.000. «También contamos con los patrocinadores habituales». Todo ello ha supuesto que «los solistas» sean las estrellas de la programación que ocupará al Claustro de Santo Domingo hasta el 28 de agosto, porque a pesar del 'tirón' de las grandes orquestas, éstas «no siempre resultan rentables por el coste que supone mover a tantos músicos y a sus instrumentos y porque se reduce el aforo del claustro».

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