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Rosa Maria Colom (Sóller, 1937), habitual autora de novela juvenil, ha ganado el último Premi Mallorca de Narrativa por La mort de l'escriptor, obra compuesta por historias cortas para adultos llenas de misterio, fantasmas, crimen, ironía y transgresión. Será publicada por la Editorial Moll antes de fin de año.
" Al recibir el premio, usted recordó que comenzó a estudiar y escribir de mayor. ¿Empezó tarde?
"Te diría que nunca es tarde. Si tuviera tiempo incluso estudiaría Filología catalana. A veces pienso cómo habría sido mi vida si hubiera estudiado durante la adolescencia.
" ¿Muy diferente?
"La creación se me habría despertado antes. Pero con la edad tienes un bagaje de vivencias, y esto se refleja cuando escribes. Como me dijo Miquel Rayó, hay personas que primero escriben y luego viven, mientras que yo primero he vivido y ahora escribo.
"Ha definido estas historias como transgresoras.
"Son políticamente incorrectas. Hay autores que lo explotan mucho, como Roald Dahl, que siempre provocaba en las historias para niños.
"¿Cambia mucho escribir para niños o para adultos?
"Cambia el lenguaje. No te tienes que preocupar tanto en escribir con frases cortas y te liberas un poco. Cuando escribes para un niño es como si andaras con él de la mano: tienes que reducir el paso y parar tu imaginación para que el niño pueda entenderlo.
"¿Usted también provoca en sus historias infantiles?
"Escribí Perversa caputxeta, en la que el lobo era el bueno. Con los niños también se puede ser políticamente incorrecto porque está bien que conozcan y disfruten de la ironía.
" ¿La edad la vuelve más o menos políticamente incorrecta?
"Se ha acentuado, pero no por carácter, sino por profesión: con el tiempo me atrevo a transgredir más. Es más divertido. Aunque, realmente, nunca he sido conservadora. La novela infantil suele ser más suave que la mía.
" En su discurso recordó a su marido, que falleció este año. ¿Eso le dificultó escribir historias con la muerte tan presente?
"Una cosa es la vida personal, real, y otra es la profesión de escribir, la fantasía. De todas formas, los relatos los escribí antes. Pero es cierto que ahora mismo no podría escribir estas historias. De hecho no he escrito nada desde la muerte de mi marido, en enero. Quizás el premio será un motivo para retomar la escritura.