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Desde Mesopotamia hasta Mallorca, unos cristales repletos de historia

Las piezas proceden de varios museos catalanes, entre ellos el Museu d'Arqueològia de Catalunya y de los fondos de la Fundació Sa Nostra

JUAN MORA
A partir de hoy se podrán visitar, en el Centre de Cultura Sa Nostra (c/Concepció, 12, Palma), dos colecciones de cristal de la época romana, Foc, arena, aire. El vidre etern, propiedad de Sa Nostra, y La Fragilitat en el temps. El vidre a l'antiguitat, compuesta por objetos de los Museos de Barcelona, Empúries, Girona y del Museu d' Arqueològia de Catalunya y el Nacional Arqueològic de Tarragona.

Ayer acudieron a la inauguración Andreu Ramis, director de la Fundación Sa Nostra, y Teresa Carreras Rossell, una de las máximas especialistas de cristal romano en el Estado y comisaria de la exposición. Ramis explicó que la colección Foc, arena, aire. El vidre etern «cuenta con 17 piezas de diferente cronología entre el siglo I a.C. y el VI d.C., aunque también habrá alguno posterior». También comentó que el nombre de esta exposición se debe a que «el cristal necesita del fuego, la tierra, el aire y el agua para su creación.

Por otro lado, Carreras Rossell hablo de La fragilitat en el temps. El vidre a l'antiguitat y comentó que «está compuesta por 150 vidrios elaborados entre el siglo VII a.C y VII d.C. , ordenados dependiendo de sus técnicas de fabricación y antigüedad». La comisaria explicó que se podrá apreciar la evolución de las técnicas de fabricación y el proceso mediante el cual el objeto de cristal dejó de ser «un producto de lujo» para convertirse en un elemento muy frecuente de la vida cotidiana, ya que empezó a ser usado como recipiente de agua, comida o perfume debido a sus características inodoras e insípidas, a diferencia de los metales.

Carreras concluyó comentando que «las piezas se han encontrado no sólo en territorio español, sino también en Mesopotamia» y que «su buen estado es debido a que han sido halladas en tumbas bien protegidas». «Esta es una oportunidad única, no sólo para mejorar nuestro entendimiento sobre la evolución del vidrio, sino también nuestro conocimiento sobre la vida cotidiana romana».

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