José Luis Borau reivindicó ayer en su discurso de ingreso en la Real Academia Española (RAE), la importancia del cine como «arma de expresión, omnipresente en el habla y la literatura». El director de Furtivos o Tata mía, que ocupará el sillón 'B', vacante tras la muerte de Fernando Fernán-Gómez, jugó en su discurso con las expresiones de cine que la sociedad ha hecho suyas e instó a incluir en el diccionario términos como 'landismo' o 'berlanguiano'. En su réplica, Mario Vargas Llosa destacó «la larga travesía por la incomprensión e indiferencia» de Borau en su trayectoria profesional.
En la literatura, en la publicidad, en la prensa, en la política, en las conversaciones, como motes o como frases hechas... En el «habla y la literatura» está el cine, como «arma de expresión», según dijo Borau, quien enumeró un sinfín de citas que, en algunas ocasiones, podrían «cansar». Plató, claqueta, fotograma, 'cameo', el bueno y el malo, ser una vampiresa o un tarzán, o ser 'más lento que el caballo del malo'. También se puede ser un bambi («por azares de la política» y en alusión al mote puesto por algunos al presidente del Gobierno). Expresiones como 'tener una casa de cine', 'siempre nos quedará París' o 'No te enrolles, Charles Boyer', todos forman parte del día a día, como recordó.
«El ser humano parece no haber caído en la cuenta de lo que realmente ha supuesto la irrupción del cine en nuestra mente y, de rebote, en el afán de comunicarnos con el prójimo», señaló.