Clint Eastwood cosechó ayer la más fuerte ovación recibida hasta ahora por un película en concurso en esta edición del Festival de Cannes, El cambio, mientras, al margen de la competición, una leyenda viva del fútbol, Diego Maradona, acaparaba la atención de la Croisette.
Con este drama inspirado en un caso judicial real de los años 1920, Eastwood ofreció a Angelina Jolie el mejor rol de su carrera. El cambio transcurre en Los Angeles en 1928.
En un suburbio modesto de la ciudad, Christine Collins, empleada de una firma telefónica que cría sola a su hijo Walter, no encuentra a éste en la casa un día al volver de su trabajo. El niño ha desaparecido. Unos meses después, la policía le trae a un niño que afirma que es Walter, pero Christine no reconoce a su hijo y trata de convencer a la policía de que siga buscando. Acusada de desequilibrada y delirante por una policía que no quiere ver cuestionado su papel en un caso resuelto exitosamente, Christine persiste y su tenacidad provoca la ira de un sistema policial digno de los más duros totalitarismos.
El cambio se construye como una tragedia clásica en la que el destino de los personajes es empujado por fuerzas inexorables, pero en este caso pone al final una luz de esperanza.
La segunda película del día a concurso, la húngara Delta, propone una historia de amor entre dos hermanos, tema delicado que el director Kornél Mundruzcó aborda con una mezcla desconcertante de delicadeza y salvajismo.
En la Quincena de Realizadores, el catalán Albert Serra, único exponente del cine español seleccionado este año, presentó El cant dels ocells, un relato que se podría resumir como un viaje de unos Reyes Magos que pasan por el portal de Belén y siguen viaje.