Vineae Supplicium significa «el sufrimiento de la uva». Un concepto que da título y resume la esencia de la exposición que el artista Andreu Maimó inaugura hoy en la galería Joan Oliver 'Maneu', (c/Montcades, 2, Palma).
«Me interesaba enseñar el efecto que produce la acción del hombre en su entorno», explica Maimó, sobre su última serie, dedicada a las cepas de viñedos. Tras domesticar la viña y extraer el fruto para obtener vino, la plantas se transforman en cadáveres contorsionados, secos y llenos de agujeros. Sus formas reflejan las «heridas» y el «sufrimiento» causado por la explotación agrícola. Hay, sin embargo, una «belleza y plasticidad» tras esa apariencia post mortem, señala el artista.
Resulta tangible cómo, en su búsqueda estética, Maimó ha observado y estudiado esas cepas con una dedicación casi científica, y es así como las representa. Desnudas, arrancadas de su entorno agrario, el artista les concede un protagonismo absoluto. «Ellas mismas lo son todo», afirma con entusiasmo. En la soledad de las cepas se esconde su drama: el de la vida y la muerte.
Éste es el leit motiv que recorre toda la serie compuesta de casi cincuenta obras, entre óleos, esculturas, cerámicas, litografías y xilografías, que manifiestan la versatilidad de Maimó.