Luis Pérez-Mínguez está atravesando «una etapa espiritual». «He retomado la ilusión, puedo volver a ilusionarme sólo viendo las imágenes». Viendo pero no creando porque «todo está creado». El artista participa hoy en una conferencia en ARCA (calle de la Pau) donde hablará sobre «La mirada del fotógrafo». En febrero, expondrá en la galería Joan Guaita.
-¿Cómo es «La mirada del fotógrafo»?
-Durante la conferencia hablaré del concepto de mirada bajo un
punto de vista centrado en el presente, un presente que se vincula
a mis inicios en el mundo de la imagen, totalmente intuitivos, que
hoy rememoro de manera inconsciente. Durante mi vida, he quemado
ocho etapas y mi trabajo ha evolucionado con cada una de ellas. En
todas ha permanecido mi visión natural de la realidad donde siempre
han predominado el cuerpo, el desnudo y la naturaleza.
-¿Por qué se interesa por sus inicios?
-Es una manera de retomar la adolescencia. A los 13 años me adentré
en el universo de la imagen y a los 14 perdí la motricidad de mi
cuerpo. La fotografía me enseñó a mirar la vida, a parar ese
instante que puede llegar a emocionarte. Hace poco, una enfermedad
hizo que perdiera la ilusión. La falta de una sustancia llamada
serotina me creó un vacío mental que me llevó a la autodestrucción.
Ahora, he recuperado lo perdido y vuelvo a interesarme por la
mirada.
-¿Cómo es, hoy, esa mirada que ha recuperado la
ilusión?
-Para mí, lo más importante es poder tener tiempo para dedicar a la
propia persona y poder valorar esas pequeñas cosas que el tiempo no
permite contemplar. En la actualidad, la mirada me permite acumular
imágenes, quedarme con ideas en el cerebro y tener visiones nuevas
cada día, detalles que, otros, dejan pasar. Quiero ir un poco más
allá, desenfocar y destruir, transmitir algo más y aprender a
quererme.
-¿Se ha vuelto más selectivo?
-Sí y también mucho más solitario. Necesito encontrarme para poder
seleccionar. Vivo en un pueblo con sólo cuatro habitantes, eso lo
dice todo.
-¿Cómo ve el mundo de la fotografía?
-Me preocupa que se abandone, que se digitalice. La fotografía
digital es un avance que no tiene nada que ver con la fotografía.
La forma de producirse es diferente y, su magia, también. La
respeto pero no la comparto. No puedo cambiar lo que pacto con la
realidad, no puedo quitar una farola de una imagen porque no me
gusta. La realidad me permite secuestrar un segundo. Todo lo que
sucede es víctima de la complicidad. Incluso la autoría de mi obra
puede no pasar por mis manos, me gusta hacer partícipe de mis
imágenes a aquellos que quieran, los hago cómplices.
-La imagen parece haberse adueñado de las salas de
exposición, ¿cree que ha logrado hacerse un hueco en el mundo del
arte?
-Lo que más me preocupa es que tenga que definirse como arte. Hoy,
la fotografía está de moda porque ha llegado a las masas. Los
pintores han descubierto otra vía de comunicación, un hecho que no
implica que esté invadiendo el mundo del arte sino que ha surgido
otra forma de expresión. Los coleccionistas, en cambio, se muestran
más reticentes.