MAR MARÍN - LA HABANA
El popular cantautor cubano Compay Segundo, que alcanzó la fama en
la última parte de su vida, falleció ayer en La Habana a los 95
años, como consecuencia de una insuficiencia renal complicada con
problemas metabólicos. Máximo Francisco Repilado Muñoz nació el 18
de noviembre de 1907 en Siboney (Santiago de Cuba), y adoptó el
seudónimo artístico de Compay Segundo a principios de los años 40,
cuando formó el dúo «Los Compadres» junto a Lorenzo Hierrezuelo. A
pesar de su dilatada carrera, Compay no conoció las mieles del
éxito hasta mediados de los 90, cuando participó en «Buena Vista
Social Club», un proyecto del guitarrista estadounidense Ry Cooder
que incluyó a otras figuras de la música cubana como Elíades Ochoa,
Ibrahim Ferrer y Rubén González, y que logró en 1997 un Premio
Grammy. Posteriormente, el cineasta alemán Win Wenders hizo un
documental sobre los músicos cubanos que recibió una extraordinaria
acogida y consiguió un galardón en los Premios de Cine Europeos,
abriéndole definitivamente las puertas de los mercados
internacionales.
Hijo de una familia campesina, Compay aprendió los oficios de torcedor de tabaco y barbero para ayudar en su casa, pero esto no le impidió empezar a tocar de «oído» e inventar su propio instrumento, el «armónico», una combinación de la guitarra española y el tres cubano. Saboreó la bohemia santiaguera de los años 20 y desde muy joven se relacionó con trovadores de la talla de Sindo Garay, Miguel Matamoros y Ñico Saquito.
En 1936 ingresó en la Banda de Bomberos de Regla como clarinetista y después pasó al Conjunto Matamoros, donde permaneció durante 12 años y conoció a Benny Moré, el «bárbaro del ritmo». En 1942, forma «Los Compadres», con el propósito de divulgar la música campesina cubana. El dúo se rompe en 1955 y deja paso a «Compay Segundo y sus muchachos». Sin embargo, su carrera se quiebra a partir de 1959 cuando, tras el triunfo de la revolución cubana, llega el olvido y Compay empieza a trabajar en la Fábrica de tabacos H.Upman. Durante casi 20 años compagina su trabajo en la fábrica con la música, hasta que su jubilación, en 1970. Empezar de nuevo no fue fácil para Compay, que llegó a tocar para los turistas en los hoteles habaneros hasta que en 1989. En 1994 participa en el Primer Encuentro del Son y el Flamenco en Sevilla (España) coincidiendo con la edición de una recopilación de sus éxitos de la mano de Santiago Auseron (Juan Perro) que le facilita la entrada en el mercado español primero y europeo después. Las giras internacionales se suceden y, en 1996, ficha por Dro Music, de la Warner Records de España. Tras el Grammy de «Buena Vista», Compay entra en la elite de la música mundial por la puerta grande, con nueve discos editados entre 1996 y 2002 y actuaciones en los más importantes escenarios del mundo, desde el Olympia de París hasta el Carnegie Hall de Nueva York, pasando por la Sala Nervi del Vaticano, donde actuó ante el Papa Juan Pablo II. Figuras como Charles Aznavour, Cesaria Evora, Antonio Banderas o Pablo Milanés han acompañado a Compay en «Duets», uno de sus últimos discos.