«Un país se hace a sí mismo básicamente por los vínculos culturales y esta exposición pretende unir a Balears a través de la obra de Miquel Barceló, un isleño universal». Con estas palabras inauguraba ayer Guillem Frontera, director de la Fundació Balears 21, la exposición de dibujos y esculturas del artista nacido en Felanitx que quedó instalada en el Museu d'Art Contemporani d'Eivissa (MACE) y que se complementa a su vez con la escultura instalada en Sant Francesc y con las muestras que se podrán ver en los próximos días en la Llonja de Palma (grandes lienzos) y en el Museu de Menorca, en Maó, y en la Capella del Roser de Ciutadella.
Las alabanzas hacia la obra de Barceló podían escucharse en cada rincón del MACE, y entre las autoridades que ayer abrieron oficialmente la exposición (que permanecerá abierta hasta el próximo mes de agosto). Pero un comentario era general y hacía referencia a la «excelente» labor llevada a cabo por Enric Juncosa, comisario de esta gran exposición.
Las piezas exhibidas en Eivissa recogen los últimos años de labor de Barceló sobre papel, concretamente los posteriores a la gran antológica que le dedicó el Museo Nacional de Arte Reina Sofía de Madrid. De este modo, el museo ibicenco se ha convertido en recipiente de lujo y el público pitiuso en observador privilegiado de esta nueva fase de la creación pictórica del artista. Además, el MACE exhibe igualmente, junto a acuarelas africanas, vistas urbanas y series sobre criaturas del mar, varios cuadernos de apuntes, algunos ya conocidos, auténticas joyas del catálogo de Barceló.