Dejar de lado las presuposiciones y empezar de nuevo, sin tener en cuenta los más de 40 años de trato con sus vecinos. Jacqueline Waldren utilizó esta táctica para escribir «Mallorquins, estrangers i forasters. Paradís i realitat a Mallorca. El cas de Deià», una visión sobre las relaciones de coexistencia entre la gente de fuera y los isleños. El libro se presentará hoy en la Misericòrdia.
La creación se centró en «entrevistas a los ciudadanos», explicó Waldren, y en 100 años de historia de Deià vista por diversos autores, desde las «críticas de George Sand» hasta la admiración del Arxiduc. «Durante los años sesenta, los artistas buscaban la nobleza natural de la Isla», dijo la autora. Hasta 1975-77, llegaron «muchos intelectuales» y, después, hubo un cambio ya que «la manera de tratar a los extranjeros cambió, dejando de lado la denominación de 'señor'».
Durante la década de los 80, «los extranjeros llegaron a la Isla para comprar la realidad, el paisaje y la naturaleza», hecho que hizo que «se enfrentaran a los mallorquines». Esta situación cambió en los noventa. «Los extranjeros entendieron que tienen que cooperar». Hoy en día, Mallorca se ha convertido en «un lugar multicultural».