Patrimonio Histórico del CIM y el Ajuntament de Palma han iniciado una investigación sobre la procedencia de parte del fuste de tres columnas, que parecen ser romanas, y que se encuentran en un inmueble de la calle Sant Roc en el que se hace una obra de reforma. El dueño de este edificio dice que las encontró en la calle, procedentes de las obras del Pla Mirall. Miquel Barceló, jefe del área de Patrimoni Històric del CIM, aseguró que «haremos una investigación y si hay que ir al fiscal se va».
Tanto el CIM como el Ajuntament desconocían la existencia de las piezas hasta que «El País» publicó el sábado la noticia. Por ese motivo, ayer, Barceló, así como el concejal de Urbanisme, Rafael Vidal, aseguraron que ponían en marcha sendas investigaciones. Vidal ha dado orden a Magdalena Riera, arqueóloga municipal, de que «investigue y me haga un informe por escrito». «Le aseguro que no salieron de un contenedor», añadió. Barceló señala varios puntos a tener en cuenta: «Respecto a las obras en dicha casa, si tienen licencia y qué tipo de obra se autorizó». Y sobre las columnas, «por qué están en el edificio; de dónde proceden; si estaban en la calle qué hacían allí y dónde está la responsabilidad sobre las mismas».
Juan Coll, propietario del inmueble, asegura que estos trozos del fuste de tres columnas los encontró «detrás de la Seu cuando se hacían obras en las calles para la recogida neumática de basura». «Un día vi una pieza y me preparé para recogerla; cuál no sería mi sorpresa cuando volví al día siguiente y había otras dos más». Coll, que se confiesa un «aficionado a la historia de la arqueología», añade que las recogió «con la intención de entregarlas a las autoridades cuando finalizáran las obras del Pla Mirall». Se las llevó «porque consideré que estaban tiradas y pensaba encontrar más cosas», lo que no sucedió, confirma. Otra fuente a la que ha tenido acceso este diario corrobora esta versión al asegurar que conocía el hecho de que Coll había encontrado piezas «en un contenedor de escombros». Esta fuente considera «un escándalo» el hecho de que restos arqueológicos puedan ser encontrados por la calle.
Según la Llei de Patrimoni, cuando alguien hace un hallazgo de este tipo es el primer responsable del mismo, explicó Magdalena Riera. Al atardecer de ayer, Coll señaló que nadie del CIM ni de Cort se había puesto en contacto con él, «sólo ustedes». Coll negó que las piezas procedan de la obra que se hace en su casa de la calle Sant Roc: «Allí no hemos hecho ninguna excavación». «Creo que ha habido una confusión al pensar que habían salido en mi casa, pero allí lo que se ha hecho es levantar el pavimento para colocar las conducciones de aguas fecales y se han construido una zapatas». El que hubieran aparecido en el subsuelo de esta casa es un aspecto que se baraja al desconocer las autoridades cualquier dato respecto a dichos restos.
El arquitecto Lluís Alemany, encargado de la obra, dice que «no hemos hecho ninguna excavación porque no abrimos sótanos, hacemos una cimentación para abrir un portal». Alemany asegura que se cuenta con el control de un arqueólogo. Éste, Josep Merino, fue contactado por los responsables de la obra cuando ésta ya había empezado y asegura que los restos de las columnas ya estaban allí cuando él llegó. «Les pregunté de dónde habían salido y me dijeron que de la calle, lo que me consta», asegura. «En la casa no se ha hecho ninguna excavación, sólo pequeñas intervenciones; es más, les dije que si querían bajar el suelo no bastaba con un control, se debía hacer una excavación en toda regla, es decir, con el arqueólogo presente todo el tiempo, siguiendo los métodos propios de una excavación, analizando los materiales que surgieran y si salía algo entregarlo. Como resultaba muy costoso se desestimó la idea de bajar y no se excavó». Este caso, según ARCA, confirma la necesidad de más personal para el control arqueológico en la ciudad.