El humorista español Miguel Gila falleció en la madrugada de ayer a los 82 años debido a una insuficiencia respiratoria, consecuencia de una enfermedad pulmonar, en la clínica Teknon de Barcelona. Miguel Gila nació el 12 de marzo de 1919 en el barrio de Chamberí, en Madrid. Inició su carrera de humorista en 1941 publicando sus dibujos en la revista «La Codorniz» y luego en «Hermano Lobo». Tras la Guerra Civil fue encarcelado por la dictadura franquista, coincidiendo con el poeta Miguel Hernández.
El escritor Francisco Umbral lamentó ayer la muerte del humorista Miguel Gila, un hombre «de ideas muy actuales, avanzadas y valientes que con su particular humor dijo muchas cosas». El escritor, que confesó sentirse «emocionado al pensar que ha trabajado casi hasta su muerte», destacó la importancia de la labor de Gila en su época: «Fue uno de los grandes humoristas de la generación de 'La Codorniz', y sin duda un miembro destacado de la escuela del humor absurdo, junto a autores como Jardiel Poncela o Mihura». Varias fomaciones políticas de izquierdas expresaron ayer su pesar por la muerte del artista del teléfono, cuyos «shows» marcaron a toda una generación.
El alcalde de Barcelona, el socialista Joan Clos, subrayó que Gila «fue un luchador radical por la libertad», una circunstancia que llevó a cabo «utilizando, durante varias etapas de su vida, el humor, la protesta e, incluso, la emigración». El director de cine y guionista José Luis García Sánchez expresó su «enorme tristeza, fue seña de identidad de una generación». Sara Montiel se ha sumado al dolor de cuantos conocían a Gila y dijo «sentir mucha lástima» por el fallecimiento de este genial humorista, al que recordó como una persona «muy dulce y nada agresivo».
El dibujante, humorista y académico de la Lengua Antonio Mingote, se mostró ayer muy afectado. «Hacía un humor melancólico, humilde, lleno de ternura, dedicado hacia los pobres y los marginados. Con él desaparece un humorista fundamental en nuestra historia del humor», aseguró Mingote, gran amigo de Gila desde que ambos trabajaron juntos en «La Codorniz». El dibujante y escritor donostiarra Chumy Chúmez dijo ayer del artista que ha sido el «humorista más deslumbrante y el más gracioso de la generación de la posguerra» y destacó su vertiente de artista gráfico.