Kamal Khan, considerado uno de los directores jóvenes mejores del mundo, dirige a la Orquestra Simfònica de Balears en la representación de «Tosca», de Giacomo Puccini, que se escenificará en el Principal los próximos días 29 y 31 de marzo y el 1 de abril.
"¿Cómo ve actualmente a la Simfònica?
"Hay un buen nivel, cada vez los intérpretes son más dúctiles.
Antes, a principios de siglo, las orquestas estaban integradas por
gente que había estudiado en el mismo país. Ahora hay una amalgama
de nacionalidades. La Simfònica es, en este sentido, cada vez más
rica, ya que toma las tradiciones musicales de cada persona y, por
ende, de diferentes nacionalidades.
"¿Qué lugar ocupa «Tosca» entre sus óperas
preferidas?
"Es una ópera ideal, que recoge todos los efectos posverdianos.
Precisa de los recursos de una orquesta grande. En general, me
gustan muchísimas óperas.
"¿Debe tener la música en la ópera más protagonismo que
la escenificación?
"Las cualidades teatrales de óperas como «Tosca», «Madama
Butterfly» o «La Bohème» son esenciales. Fueron escritas a
principios del siglo XX para el consumo popular. Hay que tener en
cuenta que en esa época no había televisión. Por eso, la ópera
tenía todos sus efectos muy calculados: una unión perfecta entre
música, movimiento y palabra. La música llegaba en unión de todos
estos elementos: no llegaba al público una cosa antes que la otra,
sino en conjunto. En este sentido, hemos tenido la gran suerte de
contar con la escenografía de Giuseppe Giuliano, una persona que
conoce muy de cerca la obra de Puccini.
"¿Ha influido el hecho de que Giuliano sea
italiano?
"Sí, porque ha captado los matices del país que quedan implícitos.
Por ejemplo, en la mayoría de representaciones que se hacen de «Las
bodas de Fígaro», pocas veces parece que se trate de una ópera
ambientada en Sevilla. Los sevillanos parecen más bien austríacos.
Una representación de «West Side Story» en la Scala de Milán
recreará aspectos que nunca se permitirían en los EE UU. Giulani ha
recreado una Roma afortunada, creíble.
"¿Cómo valora la labor de los intérpretes Judith Borrás,
Carlos Moreno o Luis Gaeta, protagonistas de Tosca?
"Tienen buena voz y a la vez instintos teatrales. Su canto es muy
expresivo.
"¿Qué le han aportado sus intervenciones en el
Metropolitan de Nueva York?
"Es una etapa muy importante en mi vida. Fue la última parte de mi
educación musical antes de viajar por diferentes puntos de Europa.
Allí se realizaban siete funciones por semana de hasta cuatro
óperas distintas, un ritmo frenético: se podía apreciar lo que es
realmente un teatro de repertorio con mayúsculas. Se trataba de una
máquina en el sentido más positivo de la palabra.
"¿En qué obras colaboró?
"En muchas. Destacaría mi aportación al estreno mundial de «Los
fantasmas de Versalles» de John Coriolano, y «The voyage», de
Philip Glass.
"¿Qué tiene de especial «Tosca»?
"Los intérpretes debían pronunciar y gesticular muy bien los textos
para que el argumento de la historia se entendiese, ya que en la
época que se realizó se prohibió leer los libretos en los teatros y
la gente no quería perderse nada. Esto cambió con el
redescubrimiento del bel canto romántico, del que Maria Callas tomó
parte. Pero eso ya es otra época.