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Familias de presos en Portaceli durante el franquismo marchan para reclamar verdad, justicia y reparación

Familias de presos en Portaceli durante el franquismo marchan para mantener reclamar verdad, justicia y reparación | CEDIDA A EUROPA PRESS

| València |

Decenas de familiares de represaliados encerrados en el campo de concentración de Portaceli han marchado este domingo para reivindicar la verdad, la justicia y la reparación para quienes «lucharon por la libertad y la República».

Los participantes en la 'II marcha a pie desde Bétera hasta Portaceli' han recorrido los nueve kilómetros que separan la estación de la localidad valenciana y el edificio que acogió uno de los campos de concentración franquistas ubicados en la Comunitat Valenciana.

Posteriormente, se ha llevado a cabo una ofrenda floral en memoria de las personas represaliadas en la placa que recuerda a las víctimas del campo de concentración, y diversos familiares y representantes de asociaciones memorialistas y políticas han pronunciado unas palabras.

Desde Acció ciutadana contra la impunitat del Franquisme explican que desde 1939 hasta principios de 1942 más de 20.000 presos republicanos fueron encarcelados en «condiciones extremas, tortura y hambre» en el inmueble donde actualmente se encuentra el hospital Doctor Moliner.

Los prisiones llegaban «amontonados en vagones de ganado» a la estación de 'trenet' de Bétera desde distintos centros de internamiento, como la Plaza de Toros de Valncia o el campo de concentración de Albatera en Alicante. Desde allí, eran obligados a caminar «esposados, empujados a golpes» por un estrecho camino cuesta arriba hasta el campo de concentración de Portaceli, añaden.

«La existencia de este, como la de los demás campos de concentración utilizados por las tropas franquistas para castigar a los vencidos, fue ocultada durante muchos años; forma parte de ese trozo de historia repleto de crímenes y dolor que el franquismo quiso silenciar y esconder», resaltan desde la entidad.

"muertos de hambre y frío"

Carmen Peset, nieta del rector Peset, ha recordado la figura de su abuelo, quien estuvo en este campo de concentración. «Fue un científico, un hombre honesto, moderno, comprometido con la universidad, la ciencia y el progreso. Un hombre familiar fiel a la republica, víctima de la voluntad de exterminio de los vencidos», ha resaltado.

Por su parte, Marisa Bergaz, hija de Manuel Bergaz, preso en Portaceli, ha contado que a su padre lo detuvieron en el puerto de Alicante y lo trasladaron hasta el campo de concentración de los Almendros y, más tarde, al de Albatera. «Tras seis meses, los metieron en unos vagones de ganado y precintados y estuvieron desde las cinco de la tarde hasta las siete de la mañana del día siguiente de pie todo el trayecto», ha señalado.

«Cuando llegaron a València, a la estación del Norte, tuvieron que ir andando hasta los ferrocarriles de vía estrecha, también llamado el puente de madera. De allí a la estación de Bétera, y luego ocho kilómetros a pie hasta el campo de concentración de Portaceli», ha rememorado el periplo de su padre.

Bergaz ha apuntado que, al llegar al campo de concentración, su padre leyó un letero que decía «Puerta del cielo». «De eso nada, yo diría más que en Portaceli estaban muertos de frío de hambre y estaban desesperados», ha lamentado, y ha agregado que, finalmente, su padre fue trasladado a San Miguel de los Reyes y, tras ser juzgado y condenado a muerte, ingresó en la cárcel Modelo de València.

Vicente lázaro gil y santiago solaz

Rafael Gil es sobrino de Vicente Lázaro Gil y Santiago Solaz, ambos encerrados en Portaceli. El primero de ellos fue alcalde republicano de Higueruelas en 1937 y fue detenido con 43 años. «Tenía tres hijos, uno de nueve, otro de siete y otro de cuatro. Los dejó con su madre, a quien llamado al ayuntamiento y la raparon allí mismo», ha remarcado.

Vicente Lázaro estuvo cinco meses en Portaceli, desde donde fue trasladado a Sevilla y, posteriormente, a la obra de trabajadores penado en el canal del Guadalquivir. «Vivían en barracones, los techos eran de uralita y cobraba 2,3 pesetas, de las cuales le descontaban 1,50 para comer», ha apuntado su sobrino.

«Tuvo la suerte de salir de allí de una manera muy rápida y se le conmutó su pena por el Consejo de Ministros. Causó una gran sorpresa su salida y restitución a Higueruelas y además le devolvieran la escopeta y todos sus derechos», ha subrayado, y ha asegurado que se trataba de «una obra de caridad» como agradecimiento por escondido a dos mujeres «implicadas en la derecha» de la familia Gómez Trenor.

Su otro tío encerrado en Portaceli, Santiago Solaz, fue juzgado en el campo de concentración «provisional» de Villar del Arzobispo y trasladado al campo de concentración ubicado en Bétera. «Fue condenado a seis años y un día», ha precisado Gil, quien ha agregado que su familiar «estuvo medio año limpiando y custodiando, haciendo de vigilia de toda la alambrada de rodeo del campo».

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