El coordinador federal de Izquierda Unida, Antonio Maíllo, defiende sobre la figura del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, y su aparente falta de desgaste electoral tras sus sucesivas victorias en Andalucía desde las andaluzas de junio de 2022 que existe en el seno de la sociedad andaluza «lo que yo llamo insatisfacción silenciosa» porque «malestar hay en la población», entre otras razones, por «errores de bulto» en la gestión sanitaria y educativa.
Sobre ese malestar social de fondo, Maíllo cimienta «la base de la alternativa» a Moreno como presidente andaluz, por cuanto esgrime «el desgaste de la cotidianeidad» para apuntar entonces que «la queja de la gente emerge como un iceberg que no se veía, pero que está ahí larvándose y que puede tener una explosión en términos de conflicto social cuando menos se espera».
En una entrevista con Europa Press, el líder de IU reconoce que esa percepción «no está en los grandes debates de los medios de comunicación», aunque apunta para ello los indicios que ofrecen «las movilizaciones masivas que ha habido en clave andaluza», a las que añade como refuerzo que «me interesan mucho las que están habiendo en claves locales».
Maíllo, quien blande en su argumentación el hecho de que «vivo en Sevilla y soy un buen conocedor de la situación andaluza», esgrime a favor de ese desgaste silencioso de Moreno y de la gestión del Partido Popular que «hay un hecho que quizá haya pasado un poco desapercibido en el resto de España, que ha sido el cambio tan sustancial que ha hecho Moreno Benilla de su gobierno», en alusión a los cambios en las carteras de Salud y Educación, cuyas titulares hasta ahora, Catalina García y Patricia del Pozo, dejan estos departamentos para pasar a ser responsables de Sostenibilidad y Medio Ambiente y Cultura y Deporte.
Plantea entonces sobre esa remodelación de gobierno que hizo Moreno el 29 de julio que se quiso presentar inicialmente como «un cambio casi técnico», pero que a posteriori se reveló como «un cambio de las grandes áreas presupuestarias, con más peso presupuestario, como educación y salud», y, por ello, «tú estás reconociendo errores».
«Ahí hay un talón de Aquiles que tiene Moreno Bonilla en la sanidad pública, que es el elemento de mayor movilización popular que está habiendo en Andalucía», reflexiona el coordinador federal de IU, para precisar que «no me refiero a movilizaciones a la escala andaluza, sino movilizaciones locales de queja por el deterioro del servicio».
«Este cambio de gobierno, en salud y educación sobre todo, es un síntoma de que algo no está yendo bien», remacha su reflexión en este sentido, convencido de que el relevo en la Consejería de Salud «está determinado por las protestas e incapacidad de la consejera saliente de afrontar el desgaste en los debates sanitarios y en las quejas».
Una simpatía muy alta de moreno, pero la tendencia ha cambiado
«Cuando se parte de una relación de simpatía tan alta como ha tenido Moreno Bonilla, ahora mismo ese desgaste no se percibe en términos cuantitativos, pero sí se percibe que la tendencia ha cambiado», continúa considerando Maíllo sobre un Moreno incólume desde la perspectiva de su erosión en las urnas, para señalar entonces «un punto de inflexión que ya incluso reconoce el Centro de Estudios Andaluces».
Menciona así el sondeo de la Fundación Centra que difundió en julio, según el cual el PP-A se movería en estos momentos en una horquilla entre los 57 y 59 escaños, por lo que podría perder uno sobre los 58 que logró en junio de 2022. De esto infiere Maíllo que «es la primera vez que el Partido Popular ya no tiene la tendencia ascendente que ha tenido hasta ahora».
Para un futuro electoral estima entonces que «la clave ya no va a estar en la potencialidad de Moreno Bonilla, sino en la capacidad que haya en la izquierda para articular un proyecto fuerte para cumplir un proyecto alternativo que dé esperanza a miles de gente que se siente identificada con la izquierda y con el bloque progresista», de manera que se remite a ese análisis de «los elementos esperanzadores» que detecta en la sociedad y que «hay tiempo para afrontar un debate mucho más disputado de lo que la percepción social en este momento tiene».
«La movilización social es clave para la toma de conciencia de que las cosas no están funcionando como el aparato de propaganda del Gobierno andaluz dice», afirma Antonio Maíllo, quien apela a que «no hay mayor movilización que la derivada de la gente».
Cuestionado si es previsible un ciclo electoral largo favorable y en consecuencia de gobiernos del PP-A al frente de la Junta de Andalucía tras 37 años de gobiernos socialistas, incluidos tres de cogobierno PSOE-IU, afirma que «veo a un PSOE que estaba programado para gobernar y no contempló nunca un escenario de oposición», por lo que deduce que «eso le está costando», análisis al que añade «nuestras dificultades a la hora de afrontar el espacio unitario» en el ámbito de los partidos a la izquierda del PSOE.
Reivindica entonces que ese proceso de unidad «lleva un tiempo», así como el trabajo desarrollado por la confluencia de Izquierda Unida de Andalucía, Podemos Andalucía y Más País Andalucía, en el grupo parlamentario Por Andalucía «de estar en lo que tiene que estar, que es la disputa, la impugnación de las medidas de privatización que está haciendo Moreno Bonilla, por ejemplo, en la creación de universidades privadas o el aumento de las plazas, de la oferta educativa en los centros concertados en detrimento de los públicos».
Maíllo blande entonces que «en términos políticos, ocho años son un mundo», apela a una franja de población muy joven, de entre 18 y 25 años, que «hace ocho años tenía 10 años y 15, es decir, que todavía no habían tomado conciencia política y las amortizaciones de las etapas políticas ya se empiezan a percibir en el sentido electoral».