Las tareas que han permitido definir cómo era el retablo mayor de la iglesia del Convento de San Benito de Calatayud, viendo y estudiando cada una de las piezas que estaban almacenadas en dependencias del Santuario de Nuestra Señora la Virgen de la Peña, ya han concluido.
La restauradora de la ciudad, Ana Sánchez Ibáñez, ha sido la encargada de realizar este «minucioso trabajo». En primer lugar, ha movido y separado cada una de las estructuras de tamaños diversos que se conservaban separadas y que correspondían al ático, a los distintos cuerpos, calles, banco, sotabanco y lienzos de este bien mueble de grandes dimensiones. Tras observar y analizar todas ellas por separado, ha compuesto sobre el papel este «puzzle», ha informado el Ayuntamiento de Calatayud.
El retablo de San Benito es una pieza de 12 metros de alto por ocho de ancho, lo que da idea del volumen y características de las estructuras con las que ha estado trabajando y que se encontraban acumuladas en una sala anexa al santuario y otras dispersas en otras salas.
Allí fueron a parar cuando este retablo mayor se desmontó de su lugar original, la iglesia del convento, el actual Aula Cultural de San Benito. Cuando las monjas benedictinas abandonaron el cenobio en 1969 y la ciudad, los bienes muebles como el retablo mayor quedaron en el interior. Después, el Ayuntamiento de Calatayud lo trasladó a otras ubicaciones para guardarlo. Su último destino fue el edificio de la Esclavitud de la Virgen de la Peña.
Este gran mueble está datado en el siglo XVII, hasta que desde el Área de Urbanismo, Patrimonio y Vivienda del Ayuntamiento de Calatayud se ha apostado por su recuperación. Así, el pasado año se presentó la intervención en este conjunto al Plan de restauración de bienes muebles de propiedad municipal de la Diputación Provincial de Zaragoza 2023-2024.
La institución provincial ha asumido el 60 por ciento de su coste, 18.000 euros. El resto, 12.000 euros, el Ayuntamiento de Calatayud. Además, Ana Sánchez ha documentado toda la investigación que ha llevado a cabo, lo que ha permitido también descubrir los lienzos que faltan.
«La recopilación, identificación y descripción histórica, técnica y artística de los elementos que sí están en el santuario de la patrona de la ciudad facilitarán una posterior intervención, que es lo que deseamos y para lo que vamos a trabajar, aunque tenga que ser en diferentes fases», ha afirmado el concejal delegado de Patrimonio, José Manuel Gimeno.