La Comunitat Valenciana despide la cuarta primavera más cálida desde que hay registros, con 1,2ºC superior a la media y en la que se han registrado ocho días con un récord de temperaturas, que dará paso a un verano que volverá a ser más caluroso de lo normal, aunque aún no es posible saber tanto como los dos últimos, y con pocas lluvias, que de registrarse serán en forma de tormentas puntuales.
Así, lo han señalado el delegado de Aemet en la Comunitat Valenciana, Jorge Tamayo, junto al jefe de Climatología, José Ángel Núñez, en rueda de prensa para hacer balance de la primavera, que ha sido también la segunda más seca del siglo tras la de 2014 ya que llovió un 58% menos de lo normal. De este modo, sigue siendo el inicio de año hidrológico más seco desde 1950 a pesar de las lluvias de junio aunque ya en valores próximos al segundo más seco, que fue el mismo periodo del año hidrológico 2013-2014.
Al respecto, Núñez ha explicado que aunque las predicciones a largo plazo en esta zona no son «fidedignas», hay un 70% de probabilidades de que este verano sea «más cálido» de lo normal y que «nuevamente se pueda estar en valores similares» a los de los dos últimos años que, no obstante, se comportaron de forma distinta.
Así, si el verano de 2022 se caracterizó por una sucesión de días muy cálidos sin altibajos, el de 2023 lo hizo por batir récord de temperaturas --como la registrada el 10 de agosto-- y 28 noches tórridas, cuando se superan los 25º y suponen un peligro para la salud por la dificultad de descansar.
Por lo que llevamos de verano climatológico, que se inicia en junio ya que el astrológico comienza mañana, se está comportando «bastante bien» y está siendo «muy variable», con alternancia de días frescos --como el 11 y 12 de junio con valores medios de 3,2ºC y 4,1ºC por debajo de lo normal-- y otros cálidos, como el día 7, con 3,9ºC superior.
Además, ya se han registrado siete noches tropicales, cuando el mercurio no baja de los 20º, lo que en verano se puede considerar ya como «noche mediterránea». La diferencia es que se han adelantado un mes: si hace 70 años las noches tropicales comenzaban a registrase a principios de julio, ahora se dan ya a principio de junio.
En cualquier caso, ha indicado que lo que ocurra este verano desde mitad de julio vendrá marcado por la temperatura del agua del mar que al acumular calor --el pasado año se superó los 30º-- provoca noches «agobiantes» al ser muy cálidas, sin brisa y con mucha humedad.
La primavera ha sido asimismo muy cálida con una temperatura media de 15,1ºC, la cuarta más cálida tras la registrada en 1961, 2006 y la pasada de 2023, en la que se han registrado ocho días de temperaturas máximas de récord --el 16, 17, 18 y 19 de marzo, el 7, 8 y 15 de abril y el 30 de mayo--, lo que supone casi el doble del esperado para todo el año (5 días). Sin embargo, no hubo ningún día del trimestre con récord temperaturas frías.
Por su parte, la precipitación acumulada ha sido 61,1 l/m2, un 58% menos de los normal. Las lluvias más importantes se produjeron a final de marzo, coincidiendo con la Semana Santa provocadas por el paso de frentes de poniente asociados a la borrasca Nelson, y en general fueron débiles y dispersas, salvo en el interior norte de Valencia, donde fueron más generalizadas; y las tormentas que se produjeron en mayo en el interior y norte de la provincia de Castellón.
Superávit de lluvias en junio
Fuera del trimestre primaveral, con las lluvias de la primera quincena del mes, junio ya tiene un carácter «muy húmedo» y, con un acumulado de 40,1 l/m2, presenta provisionalmente un superávit del 58%. Así, es el mes más húmedo del actual año hidrológico y el día 12 también es el de más precipitación acumulada de los últimos 9 meses.
Sin embargo, a pesar de estas lluvias sigue siendo el inicio del año hidrológico, del que ya han transcurrido casi tres cuartas, más seco desde al menos 1950. En promedio, durante los últimos ocho meses y medio se han acumulado 149,3 l/m2 cuando lo normal sería 394,5, lo que supone un déficit de 62%. Como a final de mayo el déficit era del 72%, las lluvias de junio lo han reducido en un 10%. Al ser también el más cálido desde que hay registros, por lo que el anómalo calor también ha favorecido los procesos de evapotranspiración y de pérdida de humedad del suelo y de la vegetación.
Así, han explicado que la tendencia se mantiene hacia «un clima de extremos», de muy seco a muy húmedo, a causa de cambio climático y las temperaturas seguirán subiendo. De este modo, aunque las precipitaciones globalmente puede ser lo mismo se distribuyen de forma menos eficiente al pasar de largos periodos secos a lluvias torrenciales y no se prevé una estabilización antes de 2040 o 2050.