La escritora Rosa Regàs ha presentado este martes en su casa de Palafrugell (Girona) el libro memorialístico 'Un legado. La aventura de la vida' (que publica Navona en castellano y catalán) con la periodista Lídia Penelo, que la ha entrevistado semanalmente en la casa y ha transcrito las conversaciones.
Después de un obra literaria llena de memorias en sus libros de ficción y no ficción, ha definido este texto como su título, un legado: «La realización de un trabajo, que he hecho y acabado».
Considera que nadie puede ser totalmente libre, pero sí puede luchar para «estar en el camino de la libertad» como ella.
Las ha estructurado en tres bloques: juventud, madurez y vejez, atravesados en cada capítulo por las constantes de su vida: su familia, sus hijos, su trabajo como editora, traductora y escritora, y su casa de Llofriu (Palafrugell), de principios del siglo XVIII y que ha ido enriqueciendo, también con olivos de los que obtiene aceite.
Sus hijos Loris y Eduard Omedes han enseñado a los periodistas la casa junto a su madre, que ha posado en la biblioteca, lleno de libros de historia y de literatura de muchos orígenes; también de La Gaya Ciencia, la editorial que fundó.
Dos momentos difíciles
'El legado' explica también su editorial entró en crisis en 1977 por su deuda con la distribuidora Enlace y como eso la enemistó con sus entonces amigos y socios de Enlace.
También explica otra polémica de su vida profesional: dejó de dirigir la Biblioteca Nacional tras su discusión con el ministro César Antonio Molina, lo que le llevó a llamar César a un burro que acababa de nacer en su casa de Llofriu, ironiza.
El libro narra su infancia de exilio, la separación de sus padres, su boda, muy joven, y cómo conquistó su autonomía yendo a la universidad y trabajando en la editorial Seix Barral hasta la salida de Carlos Barral.
La autora ha lamentado que no está nada reconocido, como lo está Jaime Gil de Biedma y otros creadores y amigos que ha tratado en su vida y en este libro.
Escribir: "hurgar dentro de ti"
Regàs ha destacado su trabajo como escritora incluso por encima del de traductora de la ONU y editora: «Me quedo con todo; sobre todo, con la escritura».
«Escribir simplemente para escribir, para hurgar dentro de ti, y que sea más un descubrimiento que un trabajo», y ha recomendado textualmente a los escritores jóvenes que jueguen en el pasado.
Lídia penelo
Y ha afirmado que está satisfecha con la colaboración de Lídia Penelo, que ha dicho que el libro se planteó como un largo repaso a su vida, a cómo fue madurando sus ideas, a su familia, a su relación con Madrid y Barcelona y otras vertientes de su vida: Penelo se declara «admiradora» suya.
El editor de Navona, Ernest Folch, ha destacado el trabajo de ambas en las entrevistas que luego Penelo transcribió, para después estructurar el texto.