Agentes de la Policía Nacional han detenido a 22 personas, 19 hombres y tres mujeres, como presuntos miembros de un grupo criminal asentado en la ciudad de València y provincia, supuestamente dedicado a extorsionar a usuarios de páginas de contactos.
Además, se han practicado dos registros domiciliarios en la ciudad de València y en una pedanía donde los agentes han intervenido 17 teléfonos móviles, 86 tarjetas SIM, tres ordenadores, dos USB y 7.300 euros. La operación policial ha permitido esclarecer un total de 53 denuncias interpuestas en diferentes puntos del territorio nacional, mientras que el importe de los extorsionado supera los 125.000 euros, según ha informado la Jefatura Superior en un comunicado.
Las investigaciones se iniciaron en junio de 2023, tras tener conocimiento los agentes de que las víctimas accedían a través de internet a anuncios falsos de contratación de servicios sexuales, colgados por el propio grupo.
Tras esto, recibían mensajes por medio de una aplicación de mensajería instantánea, en los que el supuesto jefe de las mujeres que ejercían la prostitución les recriminaba haberles hecho «perder el tiempo» y exigía una cantidad de dinero «como compensación», amenazándoles con causarles problemas de no hacerlo.
Las víctimas, por temor a que sus allegados supiesen que habían contactado con prostitutas o atemorizados porque su vida corriese peligro, accedían al pago de la cantidad exigida. No obstante, los presuntos autores de los hechos continuaban reclamándoles más dinero, a fin de obtener el máximo beneficio económico.
Los arrestados utilizaron para las extorsiones un total de 45 teléfonos obtenidos mediante usurpaciones de identidad, para lo que emplearon la modalidad de prepago en locutorios de Valencia y Alicante. En total, usaron hasta 57 cuentas bancarias para recibir el dinero procedente de las extorsiones.
Estructura jerarquizada
El grupo criminal estaba «perfectamente estructurado», con funciones «claramente diferenciadas» entre sus miembros. En el escalón más bajo, se encontraban los llamados 'muleros', aquellos que a cambio de cierta compensación económica prestaban sus cuentas bancarias para recibir el dinero procedente de las extorsiones o se encargaban de contratar los números de teléfono desde los que enviaban los mensajes a las víctimas.
En un segundo escalón, se situaban quienes realizan las llamadas o enviaban los mensajes amenazantes. Por otro lado, estaban otras personas encargadas de controlar a los 'muleros'. Asimismo, en la cúspide de la organización criminal se encontraban los dirigentes de la misma, que se quedaban con el dinero obtenido.