Propietarios afectados del edificio incendiado en el barrio de Campanar de València se han unido en una asociación, bajo las siglas de Aproicam, cuando están a punto de cumplirse los dos meses desde que el fuego arrasó dos bloques de viviendas del complejo, y dejó diez víctimas mortales, 138 pisos destruidos y centenares de personas sin casa. «Queremos reconstruir el edificio incendiado y volver a nuestros hogares. Y necesitamos la ayuda de todos», ha indicado la entidad en un comunicado.
El objetivo de Aproicam (Asociación de Propietarios Afectados Incendio Campanar) es «apoyar, ayudar y asesorar en estos momentos difíciles a los socios afectados» en todos los ámbitos en los que sea necesario; conocer y depurar responsabilidades «de cómo fue posible que un pequeño incendio en una vivienda el fuego asolara las dos torres del edificio en pocos minutos y, especialmente, reconstruir sus hogares en el barrio »donde nuestra familia y nuestros hijos tenían su vida".
Desde la entidad aseguran que reúnen a prácticamente el cien por cien de los propietarios de pisos del edificio, aunque el número nos e ha concretado. El objetivo principal es reconstruir de nuevo el bloque «que el fuego devastó de forma rápida y virulenta, dejándonos sin hogar y, por desgracia, perdiendo a verdaderos amigos». «Todavía no nos lo podemos creer. Tenemos un dolor infinito», aseguran desde la asociación, que insisten en preguntarse «¿cómo pudo ocurrir?» el siniestro.
Socio-amigo o donaciones
Para ello, han creado una web donde consta un apartado en el que se pueden hacer aportaciones a este objetivo, bien a través de la figura del socio-amigo o donaciones directas, según han especificado a Europa Press desde la entidad, que subraya la «total transparencia» de esta vía y que el dinero recibido se destinará a reconstrucción, escombrado y reconstrucción.
Desde Aproicam tienen «toda la confianza» en que finalmente el edificio se pueda volver a construir y, para ello, piden «solidaridad y ayuda» para volver a sus hogares.
17.30 horas 22 febrero
La asociación recuerda que sobre las 17.30 horas del 22 de febrero los vecinos del edificio del complejo residencial Poeta Rafael Alberti 2, en el barrio de Campanar, comenzaron a recibir llamadas advirtiéndoles de que había «un pequeño fuego» en uno de los pisos. «En menos de 50 minutos, las llamas se extendieron por la fachada de las dos torres del edificio. Más de un centenar de familias, cerca de 450 personas, se quedaron sin hogar, sin pertenencias, y teniendo que decir adiós a valiosos amigos», apuntan.
Desde la asociación señalan que «más que una finca impersonal, eran casi un pequeño barrio de vecinos, dentro de otro gran barrio como es Campanar, lleno de solidaridad y amigos». «Todos nos conocíamos. Nuestro amargo e inmenso dolor por las personas que ya no podremos ver, no podremos tomar un café con ellas, o tener una tranquila charla entre amigos. Nuestras condolencias a sus familias. No creemos que el dolor vaya a cicatrizar nunca», aseguran en la entidad.
Y han subrayado que «jamás se les olvidará la imagen y el sentimiento de angustia al pensar que, de lo que parecía un pequeño incendio en uno de los pisos, se convirtió, en menos de 50 minutos, en una enorme bola de fuego que envolvía totalmente las dos torres del edificio».
La asociación recalca que a los propietarios afectados por el incendio de Campanar se les plantea un «futuro incierto» y lamentan que han tenido que «desligar» a sus hijos del barrio, de sus colegios y de sus amigos, y a los adultos «de donde habíamos decidido construir nuestros hogares, ya que muchos ya no podremos volver, si no cambian las circunstancias».
Los propietarios se enfrentarán a alquileres de nuevas viviendas y afrontar el pago de las hipotecas de los pisos calcinados. «Queremos reconstruir el edificio incendiado en el barrio de Campanar y volver a nuestros hogares. Y para ello necesitamos la ayuda de todos» aseguran desde Aproicam, que se muestra «muy agradecida» por «toda la ayuda y apoyo que hemos recibido de administraciones, vecinos, fallas, ONG, de València entera y España en general», si bien ahora «nos toca enfrentarnos a un duro futuro».