Catalin Stefan está convencido de que su familia fue de las últimas en dejar el edificio en llamas de Campanar el día del incendio, y lo hizo tras avisarles él de que salieran «rapidísimo» después de ver, a través de unos vídeos, la rapidez con la que avanzaban las llamas.
Ahora se mentaliza para «empezar de cero» en el nuevo piso que el Ayuntamiento de València ha puesto a disposición de los afectados, en el barrio de Safranar, y del que ha recibido aviso para entrar y recoger las llaves, y al que se trasladará con su mujer, que es la administradora de la finca afectada, y sus dos hijos pequeños. Un edificio en cuya puerta de entrada hay un cartel con un dibujo infantil y un mensaje: «Mucho ánimo. Sara».
«Nos han citado a las 12.00 para entregar la llave. Sabíamos desde ayer que había personas a las que ya les habían llamado y que hay una prioridad: las familias que tienen niños pequeños o personas mayores y, a partir de ahí, irá uno detrás de otro y bueno, poco a poco nos van alojando a todos los vecinos», ha indicado este afectado, que trabaja en un despacho a unos cinco minutos de donde estaba su vivienda de Campanar y que fue de los primeros en avisar a los bomberos, tras recibir la alerta de un vecino de que se estaba quemando un apartamento de su finca.
Entonces avisó a los bomberos y asegura que fue el segundo en hacerlo. «Llamé a mi madre y le dije 'mira a ver si sale humo, si hay problemas'. Al principio no veía nada, solamente un poco de ceniza que aterrizaba en nuestra terraza. Le dije que cerrase la puerta y las ventanas. Al principio se quedaron en casa, pero luego me mandaron un vídeo. Después de diez minutos, las llamas se estaban propagando por la fachada, pero de una forma brutal, brutal, brutal», ha detallado.
En ese momento, se asustaron «mucho» y se fueron rápidamente a casa. «Les llamé por el camino gritando que saliesen, pero rapidísimo, rapidísimo. Y la verdad es que salieron entre las últimas personas. De hecho, Julián estaba ya abajo con varios vecinos, y después de ellos creo que no salió nadie más», ha explicado.
"muy mal, muy mal"
Ahora se encuentra «muy mal, muy mal», porque ya saben quiénes son las diez víctimas mortales, y están de reuniones para ver «cómo se va a reconstruir» la situación. Ayer mismo, recogió a su esposa, la administradora, que acompañó al conserje Julián a Madrid --el que ayudó a desalojar a los vecinos subiendo a los pisos y llamando puerta a puerta--, donde le hicieron «un homenaje».
No obstante, afirma que ahora sienten «estabilidad» al poder estar en una casa, porque les dijeron que podían estar en el hotel hasta el día 29 y no sabían exactamente qué iba a pasar después. En este punto, ha agradecido el trabajo de las autoridades que se ha implicado, de los vecinos y de las empresas que se han volcado con todos los afectados.
«Con este desastre la verdad es que todo el mundo ha sido muy solidario y hay que seguir así porque la verdad es que es una desgracia y esperemos que pronto», ha dicho, y espera ver «otra vez nuestras casas allí y que vivamos de forma tranquila».
"ni en los peores sueños"
De hecho, ha dicho que no puede creerse «cómo un edificio tan grande se ha quemado en menos de una hora, que estaba engullido por las llamas». «Es impresionante; esto creo que no se lo podría haber imaginado nadie, ni en los peores sueños, de verdad, es algo impresionante», ha insistido.
En todo caso, ha recalcado que están con vida, que es «lo más importante». «Las cosas personales... vale, pero hay que mentalizarse empezamos de cero, bueno, ahora ya no porque tenemos una casa, por lo menos ya sabemos que tenemos una vivienda donde podemos vivir tranquilos», ha dicho, y ha añadido que «poco a poco y con la ayuda de todo el mundo entramos en normalidad», algo por lo que se ha mostrado «muy agradecido». También porque su consulado, el de Rumanía, les ha contactado para ir a hacer la documentación necesaria cuando quieran.
Jair Vegas es otra vecina del edificio arrasado, que se ha acercado a Safranar, aunque a ella aún no le van a dar la vivienda. Pero trabaja cerca y ha decidido ir a ver la que será su nueva casa durante un tiempo, y a la que espera entrar «cuanto antes», aunque sea para los tres meses que podrán estar, con posibilidad de prórroga. «Estoy asimilándolo; bastante triste a la vez que un poco positiva porque gracias a Dios no estaba allí dentro y no viví tampoco la situación, el horror de tener que salir corriendo», ha descrito.
El balcón desde el que saltó el bombero
De hecho, Jair vivía en la puerta 13, desde cuyo balcón saltó el bombero a la calle para evitar que le alcanzaran las llamas y resultó herido. «Estaba fuera y me llamó un amigo que vive justo enfrente y me estaba contando lo que estaba pasando; yo no podía creérmelo y estaba en un estado muy nervioso, llorando y fui para allá», ha detallado, aunque el conserje le pidió que no lo hiciera. Al irse del lugar, tras ver todo el «horror» que se estaba viviendo, no podía recordar dónde había aparcado.
«Al final te sientes vacía; tengo que agradecer que estoy viva, que lo puedo contar y que no viví la situación de estar dentro de mi casa porque me hubiera pillado seguro allí dentro, y puedo agradecer que, al final, lo que he perdido es todo pero es material, ya que salí con lo puesto», ha descrito. «Lo único que no he perdido es el DNI y la documentación porque la llevo encima siempre», ha detallado, y ha añadido: «He perdido todo, pero es lo que decimos, hemos perdido todos todo, pero todo era material».
Lo que más le duele son las víctimas y la «catástrofe» que aún no se puede creer del todo: «En cuestión de media hora me han dicho que la finca estaba en llamas pero estoy viva, puedo contarlo, estoy aquí y tampoco estaba dentro para tener que vivir esa situación horrible» que vivieron sus vecinos que escaparon corriendo, ha dicho y se ha mostrado muy agradecida con todo el mundo que se ha volcado en ayudar.