La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha aconsejado este viernes al presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, que «actualice» las cifras sobre la financiación autonómica para su comunidad, porque aún sigue reclamando «4.000 millones anuales», cuando ya se reciben 6.000 millones.
Así se ha pronunciado Montero, en Málaga, durante la presentación que ha hecho del secretario general del PSOE-A y portavoz del Grupo Socialista en el Senado, Juan Espadas, con motivo de su participación en los desayunos informativos de Europa Press Andalucía en colaboración con la Fundación Cajasol.
Montero ha manifestado que es «absurdo» que el Gobierno de Juanma Moreno «todavía sigue pidiendo los 4.000 millones anuales» por financiación autonómica que ella reclamaba, siendo consejera de Hacienda en la Junta, en el año 2016, y el caso es que Andalucía ha recibido, durante los ejecutivos de Pedro Sánchez, una media anual de 6.000 millones de euros.
«Cuando escucho decir al señor Moreno Bonilla que nos deben 4.000 millones, digo pues debe ser que no quiere 2.000 para dedicarlos a la sanidad, a la educación o a la dependencia», ha apuntado Montero, quien ha añadido que cuando el presidente andaluz reclama un fondo de 16.000 millones «para repartir entre las comunidades autónomas», en referencia a lo que ella también dijo en el año 2015, no debe saber que hoy «ese montante lo componen 40.000 millones de euros».
«Que se actualice», según ha dicho Montero al presidente andaluz, que sigue recurriendo a un «informe que tiene ya ocho años y, evidentemente, las cifras hay que actualizarlas». «Es una cosa bastante obvia que una vez que uno hace un estudio de este tipo, se puede quedar con la metodología, pero las cifras las tiene que actualizar a riesgo de quedarse pidiendo menos de lo que se está recibiendo en este momento», ha indicado la ministra de Hacienda.
La dotación en financiación autonómica, según Montero, evidencia que el Gobierno de España «cumple con Andalucía, y que trabajamos todos los días para dar mayores oportunidades a esta tierra», posibilitando la inversión de multinacionales en importantes proyectos.
Ha defendido que el Ejecutivo nacional está impulsando la transformación del modelo productivo; está creando mejores condiciones laborales con medidas como la subida del SMI o la bajada del IRPF a las rentas más vulnerables, y está actualización las retribuciones de los empleados públicos, y, sin embargo, el Gobierno andaluz del PP «no sabe aprovechar estos vientos de cola».
Ha mostrado su preocupación por la «dinámica de conformismo» de la Junta, que es «indolente y su única tarea es la confrontación». Frante a una Andalucía que «brilló con luz propia durante las décadas de gobiernos socialistas», según Montero, la actitud del actual Ejecutivo del PP-A «nos lleva a ninguna parte, porque no hay proyecto para esta tierra, sino solo y exclusivamente el frentismo y la confrontación».
Ha añadido que Andalucía siempre ha hecho gala de ser fiel de esa balanza del modelo territorial español, «defendiendo la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos» y respetando la singularidad y la pluralidad que existe en nuestro país, y ello hoy no tiene la «intensidad» que debería por el actual Ejecutivo autonómico, cuyo presidente llegó hace cinco años de la mano de la «ultraderecha» de Vox.
Para Montero, el Gobierno de Juanma Moreno está instalado «en la apatía y en la indolencia, y no tiene un proyecto propio más allá del frentismo y de la confrontación, que es lo que utiliza como única estrategia política». Ha apuntado que no conoce ni un solo proyecto «transformador o disruptivo» en Andalucía que haya venido de la mano de Moreno, que fue el que, en 2019, «abrió la puerta a que la ultraderecha pudiera marcar la pauta de los gobiernos del PP», aunque ahora cultive la «apariencia de moderado».
Ha mostrado su preocupación por que con el actual Gobierno de Juanma Moreno, «Andalucía no está logrando converger» y el PIB per cápita, por tercer año consecutivo, es el más bajo de todas las comunidades autónomas, al lo que se suma «el deterioro de los servicios públicos».