El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha puesto en valor el legado de la documentación del exilio cedida por la familia de editores, impresores e intelectuales López Mendizabal al Archivo Histórico de Euskadi, «escaparate para mantener viva la memoria del país». Además, ha destacado que este fondo documental servirá para tener «un conocimiento más profundo» de los años de «postguerra, persecución, dictadura y exilio», y transmitirlo a las generaciones futuras.
Urkullu ha participado este lunes en la presentación de la documentación, junto al consejero de Cultura y Política Lingüística, Bingen Zupiria; a Miren López Mendizabal, nieta de Isaac López-Mendizabal, 'Ixaca', e hija de Xabier López-Mendizabal; e Iñaki Goiogana, técnico de la Fundación Sabino Arana y responsable de la organización del fondo.
El fondo documental consta de tres partes: 61 cajas, principalmente de entre 1930 y 2010, de la familia López-Mendizabal; 420 volúmenes y una caja de láminas calcográficas del siglo XVIII y finales del XX seleccionadas por su interés; y 43 cajas con libros, novelas y revistas. También incluye numerosas fotografías de la familia, de diferentes lugares y de numerosos actos.
Destacan el intercambio de mensajes con el Lehendakari Agirre,
la correspondencia con el historiador Serapio Mujika, la documentación de la asociación Laurak Bat de Buenos Aires, las cartas con un amigo tolosarra, Antonio María Labayen, un original del libro Etimologías de apellidos vascos y fotografías de la edición argentina del libro Xabiertxo.
En su intervención, Iñigo Urkullu ha afirmado que «el patrimonio cultural es aquello que un pueblo, una comunidad, ha preservado de su pasado y transmite a las generaciones futuras» y, por ello, ha agradecido a la familia Lopez Mendizabal la decisión de depositarlo en el Archivo Histórico de Euskadi.
El Lehendakari ha destacado que el compromiso institucional de «conservar y divulgar» este «estimonio y legado de un momento de postguerra, persecución, dictadura y exilio», que servirá «para un conocimiento más profundo de una coyuntura histórica relevante para la cultura y la historia de la sociedad vasca».
Tras remarcar que «la transmisión de la cultura es clave en la vida cultural y la supervivencia de un pueblo», ha destacado la necesidad de «conservar el recuerdo y testimonio de nuestro pasado». También ha añadido que el Archivo de Euskadi «es un escaparate para mantener viva la memoria» del país, que, poco a poco, pretenden ir completando y divulgando.
El Lehendakari ha resaltado que el Archivo «quiere ser algo más que un depósito de documentos» y que estos se conviertan en herramientas fundamentales para la investigación e historiografía, de forma que faciliten un mejor conocimiento de la historia de Euskadi. «Somos porque fueron», ha concluido.
Cultura vasca
Por su parte, Bingen Zupiria e Iñaki Goiogana también han coincidido en el «gran valor histórico» de este patrimonio «imprescindible» para conocer una parte importante de la historia y la cultura vasca, así como del exilio político y económico.
Los López Mendizábal fueron editores, impresores e intelectuales y la mayoría del fondo documental ha sido generado por Isaac López Mendizabal a partir de 1938 hasta su muerte, y por Xabier, hijo de Isaac. Isaac nació en 1879 y murió en 1977, por lo que en 1936, cuando estalló la guerra, tenía 57 años y para entonces había realizado una larga y prolífica carrera en la abogacía, edición de libros, redacción, política y cultura.
Nada más comenzar la guerra, en agosto de 1936, los bienes de esta familia fueron saqueados o robados en Tolosa (Gipuzkoa), entre ellos una amplia biblioteca y un archivo de documentos creados durante siglos. Con el paso de los años la familia consiguió recuperar muchos de sus bienes y documentos, que ahora se conservarán en el Archivo Histórico de Euskadi.
Tal como han relatado Zupiria y Goioana, los integrantes de esta familia han dejado «una profunda huella» en Gipuzkoa y Euskadi, sobre todo en labores de edición e imprenta, así como en la cultura vasca.
Sus antepasados pusieron en marcha la primera imprenta en Tolosa. Fue precisamente Francisco de La Lama quien publicó en 1782 la doctrina del padre Cardaveraz. A partir de entonces, y en una larga historia de más de 200 años, la editorial tolosarra publicó infinidad de libros, muchos de ellos en euskera.
La familia creada por La Lama no sólo aportó impresores, sino también creadores de la cultura vasca y el más importante de ellos fue Isaac López Mendizabal, miembro de la penúltima generación familiar, que se dedicó al mundo del libro y la edición.
Los López-Mendizábal han publicado y escrito libros, contribuyendo a la cultura vasca. En 1936, los franquistas no solo saquearon y quemaron los bienes de López Mendizabal, sino que condenaron a Isaac López Mendizabal, y le obligaron a pagar una multa de 100.000 pesetas.
La biblioteca con más de 20.000 libros desapareció, al igual que el archivo, y los talleres de imprenta fueron destrozados. «Ahí se perdió, no sólo gran parte de los bienes de la familia López Mendizabal, sino también un gran tesoro de la cultura vasca», han añadido.
Sin embargo, Isaac y Xabier López Mendizabal, padre e hijo, intentaron recuperar los bienes, libros y documentos perdidos en agosto de 1936, aunque solo consiguieron una mínima parte. Además, siguieron trabajando, primero en Iparralde (1936-38), más tarde en Argentina (1938-1966) y, por último, de nuevo en Tolosa (1966-1977).
En Argentina, Isaac, junto con Andrés Irujo, fundó la Editorial Vasca Ekin, y se implicó de lleno en el Laurak Bat: dirigió el coro Lagun Onak, impulsó Saski Naski, enseñó euskera y ofreció conferencias, etc. A pesar de sus graves problemas de visión, siguió escribiendo hasta su fallecimiento, con 98 años. Uno de sus trabajos más populares fue Xabiertxo, el conocido libro escolar de alfabetización en euskera.