La Universidad de Zaragoza, junto a la Universidad de Extremadura, ha publicado la novela juvenil «El Cid Campeador, aventuras por tierras de Teruel», un trabajo con el que se pretende dar a conocer al público juvenil la relación entre Rodrigo Díaz de Vivar y la provincia turolense.
La novela literaria se desarrolla alrededor de las aventuras de Antara, un refugiado sirio de diez años que lidera un grupo de alumnos de un centro escolar de Teruel. A lo largo de la historia, se muestran las vinculaciones del Cid Campeador con distintas localidades de la provincia turolense, como Calamocha, Monroyo, El Poyo del Cid, Cella, Albarracín o Teruel.
«Lo que prometía ser un viaje tranquilo se convierte en un viaje cargado de misterios y retos que superar tras la aparición de un enigmático personaje que lo cambiará todo», recoge la sinopsis del libro.
La trilogía de antara
«El Cid Campeador, aventuras por tierras de Teruel» es el primer ejemplar de una trilogía con la que se pretende documentar algunos de los datos más desconocidos de Díaz de Vivar.
En esta primera publicación, los autores han querido incidir en el interés de Rodrigo Díaz de Vivar en la taifa de Albarracín, en la «importancia» de la ciudad Teruel como punto geoestratégico, en la Comarca del Maestrazgo en relación a la Batalla de Tévar, en Calamocha como punto de interés en el segundo destierro y en la tradición que sitúa al Cid Campeador y sus huestes en la localidad de Monroyo.
La obra se encuentra a la venta en las páginas web de Prensas de Unizar y del Instituto de Estudios Turolense y es el resultado del trabajo de los investigadores Ramón Tena, Alberto Montaner, David Porrinas, José Soto, Ramón Pérez y Francisco Javier Jaraíz.
Al equipo se ha sumado también la ilustradora Celia Conejero, quien está trabajando en estos momentos en la maquetación del segundo volumen, así como un grupo de adaptadores y traductores del Campus de Teruel, entre los que se encuentran Miguel Ángel Benítez, Jenifer Moreno, María Figueras y Teresa Barea.
Esta novela literaria ha sido fruto del resultado de un proyecto de investigación financiado por la Fundación Universitaria Antonio Gargallo (FUAG), respaldada por el Consorcio Camino del Cid, y el Grupo de Investigación Educación, Cultura y Territorio de la Universidad de Extremadura.