El Movimiento de Pensionistas de Euskal Herria retomará este lunes, 4 de septiembre, en Bilbao y Pamplona y el día 11 en San Sebastián y Vitoria, así como en otras 80 localidades vascas y navarras, sus movilizaciones semanales.
Tras el parón por el verano, los pensionistas vascos y navarros seguirán exigiendo con sus protestas una pensión mínima de 1.080 euros «como compromiso inmediato del próximo gobierno con efectos retroactivos a enero de 2023».
También reclaman «complementar a 1.080 euros los ingresos mínimos de las personas pensionistas en los próximos presupuestos», tanto en la Comunidad Autónoma Vasca como en Navarra, y restablecer para diciembre «la paga compensatoria por la pérdida del poder adquisitivo de las pensiones», entre otras demandas.
Según ha explicado en un comunicado el Movimiento de Pensionistas, tras las elecciones generales del pasado 23 de julio, el colectivo reclama al próximo Ejecutivo que recoja sus propuestas en el programa de gobierno. «Ha habido elecciones, pero los problemas de las personas pensionistas no han desaparecido», ha subrayado.
Así, ha advertido de que el incremento del coste de la vida "está
empeorando drásticamente« las condiciones de vida y pone »cada vez más difícil acceder a una alimentación sana y a los medicamentos, a unas condiciones habitacionales dignas que garanticen la movilidad y una temperatura adecuada, el acceso a los servicios sociosanitarios de atención a la dependencia".
De este modo, ha indicado que «el IPC interanual es del 5% y el subyacente de 2023 del 6,2%», con lo que "cómo es posible mantener y
mejorar las condiciones de vida si la pensión mínima es de 743 euros y 167.718 personas pensionistas, especialmente mujeres, pensionistas en la Comunidad Autónoma Vasca y 51.306 en Navarra tienen ingresos por debajo de 1.080 euros".