La delegada de Cultura, Turismo y Deportes del Ayuntamiento de Madrid, Marta Rivera de la Cruz, ha defendido este viernes que la capital es una de las ciudades «más arboladas del mundo, donde los madrileños y los turistas pueden encontrar sombra y fresco».
Así lo ha asegurado tras visitar el Punto de Información Turística del Consistorio situado en el entorno del Palacio Real y después de ser preguntada por un estudio de la consultora global de desarrollo sostenible Arup que señala que el centro de Madrid tiene el foco de isla de calor urbano (ICU) más extremo de las seis principales ciudades del mundo, con temperaturas 8,5 °C más cálidas que en las zonas periféricas menos urbanizadas.
«He leído el informe, lo respeto completamente, pero también tengo que discrepar. Madrid es una de las ciudades más arboladas del mundo y ha sido reconocida por las Naciones Unidas (ONU). Hay casi 6.000 parques y jardines, incluso tenemos casi 6 millones de árboles», ha apuntado la delegada.
Rivera de la Cruz ha recalcado que «se respeta y se cuida la vegetación que hay en la capital» y ha recordado que en la Puerta del Sol no puede haber árboles porque «es imposible plantar por la capa de hormigón que protege la estación de Metro de Madrid».
«Es cierto que cuando hay una infraestructura importante, a veces la tala de árboles es imposible de evitar, pero se intenta minimizar hasta donde se pueda y compensarla por otro sitio. Hay muchas zonas con árboles donde el madrileño y el turista pueden encontrar sombra y fresco», ha reiterado la delegada.
Según el estudio, el uso de materiales oscuros y poco porosos como el hormigón, el asfalto y el acero reemiten el calor absorbido, exacerbando el efecto ICU. En la mayoría de las ciudades estudiadas, las zonas más calurosas tenían menos de un 6% de vegetación, comparado con el 70% en las más frescas, frecuentemente en parques.
El efecto de la vegetación se percibe incluso en el corazón de las ciudades, donde se observaron grandes oscilaciones entre las temperaturas: en el centro urbano de Madrid, el calor era casi 8 grados más intenso que en la Casa de Campo, con un 72% de vegetación, situado a poca distancia.
Esta diferencia demuestra que la presencia de grandes pulmones verdes en el corazón de las ciudades tiene un gran impacto en el efecto de isla de calor urbano, señalan.
Ante el preocupante aumento de las temperaturas debido al cambio climático, los autores hacen un llamamiento a diseñadores urbanos, políticos y planificadores para que tomen conciencia de cómo un mejor diseño puede mitigar este impacto en las ciudades, en especial en las comunidades más vulnerables.