La Generalitat y las universidades propondrán aumentar los servicios de atención mental en los campus universitarios. Esta es una de las propuestas de la comisión de salud mental con las universidades públicas y privadas que se presentará este jueves tras nueve meses de trabajo. La propuesta responde a que el 35% de los universitarios ha padecido alguna enfermedad mental, según datos de la OMS.
La Generalitat constituyó, junto con la Dirección General de Universidades, la primera comisión interuniversitaria de salud mental que existe en España en julio de 2022. Existe una «preocupación creciente por el número de demandas de atención psicológica que reciben las universidades y la anulación de matrículas que se producen como consecuencia de ansiedad y estrés». Este tipo de situaciones «son nuevas y no se daban con tanta frecuencia hace unos años», han señalado desde la Generalitat.
El comisionado para la Salud Mental, Rafael Tabares, ha señalado: «No podemos permitirnos el lujo de ignorar las necesidades de los jóvenes. Ser joven sin un horizonte vital es infinitamente más cruel que para un adulto. En estos tiempos de calamidades se han disparado los problemas de salud mental de los jóvenes y ellos, y especialmente ellas, lo saben y lo cuentan».
Y es que Tabares ha explicado que los jóvenes reciben «menos inversión en salud y en salud mental en particular, per cápita, que otros grupos de edad». "Esto sería razonable si las necesidades de inversión en los adolescentes fueran menores que las de otros grupos de edad, pero no es así. Las dos primeras décadas de la vida de una persona son cuando más están aprendiendo y cuando se establecen los valores y comportamientos para la vida adulta posterior. Invertir durante la adolescencia generará beneficios tanto al corto como al largo plazo, para los propios adolescentes y para la sociedad en global.
Por ello, ha defendido aumentar la inversión en este grupo de edad, ya que «invertir en los adolescentes no es una opción política entre muchas, es un deber básico de los gobiernos abordar el bienestar de los adolescentes como un imperativo de los derechos humanos». «En comparación con los adultos, los adolescentes y especialmente los adolescentes jóvenes tienen menos poder. Aún no tienen la autoridad legal completa para tomar decisiones de los adultos, y no son bebés o niños pequeños a quienes los adultos tienden a apoyar. Los gobiernos y los adultos tienen el deber de apoyar su bienestar y empoderarlos para hacer realidad sus derechos», ha agregado.
«Una segunda justificación para la inversión adicional es el efecto de las transacciones demográficas y epidemiológicas mundiales en curso. Los adolescentes actualmente comprenden el 16% de la población mundial y se espera que superen los 800 millones en total para el 2030. Ignorar el bienestar de este gran segmento de la población y el bono demográfico que pueden aportar a la futura riqueza y bienestar de sus sociedades sería un gran error», ha manifestado.
También desde el lado económico: «Las estimaciones sugieren que los retornos económicos de 5 a 10 dólares por cada dólar invertido son comunes, con proporciones muy por encima de 10 para algunas intervenciones centradas en el bienestar y en la salud mental de los adolescentes». Asimismo, Tabares ha considerado que «invertir en los adolescentes y su bienestar fortalece el capital humano, conocimientos, habilidades y salud acumulados de un país y por lo tanto la riqueza del país, el potencial de la economía».
Comisión interuniversitaria
Este espacio de diálogo ha permitido el desarrollo de un estudio sobre los servicios que ofrecen las diferentes universidades en materia de salud mental. La cartografía de servicios que ofrecen las universidades en materia de salud mental se expondrá el próximo jueves 27 de abril en el acto Salud Mental y Universidades.
Además, la pandemia por la Covid-19 ha descompensado a los estudiantes con problemas psiquiátricos previos, ha incrementado la aparición de nuevos
como los trastornos depresivos y la ideación suicida y aumentado la demanda en la atención a la salud mental. Sin embargo, se piensa que solo una minoría de estudiantes busca ayuda profesional, lo que parece deberse a diversas barreras, como el autoestigma.
Según han señalado desde la Generalitat: "es esencial comprender la magnitud del problema en las universidades españolas, lo que incluye estimar la prevalencia de los problemas de salud mental, identificar las necesidades de los estudiantes en materia de salud mental y las barreras existentes, así como detectar grupos especialmente vulnerables. La coyuntura actual representa una oportunidad para favorecer que toda una generación de ciudadanos pueda mejorar su salud global y optimizar su potencial.
Se ha demostrado que los estudiantes universitarios tienen un mayor riesgo de sufrir problemas de salud mental, como depresión y ansiedad, que la población general. Un estudio de la OMS informó que el 35% de los estudiantes universitarios había padecido algún trastorno mental común (depresión mayor, manía/hipomanía, trastorno de la ansiedad generalizado, trastorno de pánico, adicción al alcohol y adicción al alcohol y a otras drogas) a lo largo de su vida y el 31%, al menos uno, en los últimos 12 meses. Además, coincide con un periodo en el que suelen debutar la mayoría de las enfermedades mentales (75% apareciendo antes de los 25 años).