Dos vecinos y miembros de la plataforma En defensa del ficus de San Jacinto, Inés M. y Javier R., se han subido este miércoles al ficus propiedad de la parroquia para «parar» lo que califican como un «atentado incomprensible e inadmisible». «Estaremos aquí hasta que nos echen», señalan en un vídeo difundido por ellos y en el que defienden que esta acción de protesta «pacífica» es «la única forma de reivindicar» que no se tale este ejemplar centenario.
Desde primera hora de la mañana, varias decenas de activistas y vecinos se han concentrado a las puertas del recinto parroquial para exigir que no se consume la tala del ficus de San Jacinto. Entre los concentrados, Clara Márquez, coordinadora del Pacma en Sevilla, ha explicado en declaraciones a Europa Press que en la zona hay presencia policial, tanto de la Nacional como de la Local.
La plataforma En defensa del ficus de San Jacinto ha difundido un escrito con motivo de su acción de protesta en el que critica que se tale el árbol «sin considerar los beneficios ecológicos y ambientales que este árbol en concreto, en perfecto estado, ha dado y da al barrio de Triana».
En este sentido, la entidad lamenta que «se le acusa de peligroso por falta de los cuidados adecuados para su conservación». Igualmente, afea a la iglesia y al Ayuntamiento de Sevilla que no quieran «hacerse cargo económicamente de mantener este árbol monumental» y reclama que «se paralice» la tala «hasta contar con estudios científicos de profesionales del arbolado independientes que completen la informacion antes de tomar la decisión de matarlo».
Este pasado martes 16 de agosto, la empresa contratada por la iglesia de San Jacinto para llevar a cabo la tala del ficus centenario ubicado dentro del espacio de la parroquia ha empezado con las tareas previas de poda del árbol, lo que ha obligado a tomar medidas de regulación de tráfico que se mantendrán «lo que duren los trabajos», según confirmaban fuentes municipales.
El párroco de la iglesia de San Jacinto, Javier Rodríguez, ha confirmado que «sintiéndolo en el alma, hay que tomar una decisión drástica», justificando la tala del ejemplar en que «lo más importante es la seguridad de las personas y del templo». Los gastos derivados de la tala y los trabajos previos a la misma corren a cargo de la parroquia, costes que «van a ser cuantiosos» y que serán detallados en las próximas semanas por Rodríguez para que «se sepa» cuál es la situación y los «males» que «está causando» el ficus.
El cura ha recordado los informes propios y municipales que apuntan a la «necesidad de talar» el citado árbol, documentación que fue trasladada a la Comisión de Patrimonio Histórico de Sevilla para que comprobara cómo está afectando el ficus tanto al Bien de Interés Cultural (BIC) que constituye la Iglesia de San Jacinto «como a los viandantes».
La Comisión Provincial de Patrimonio Histórico, adscrita a la Consejería de Cultura, apostó por que fueran «especialistas» los que fijasen «el alcance» de las medidas a aplicar a este árbol, es decir, quienes las definiesen. Finalmente, y previa petición del apeo por parte de la parroquia dueña del ficus por estar en sus terrenos, la Gerencia de Urbanismo concedió la licencia de apeo o tala.
La Gerencia analizó, en su momento, tanto la solicitud de tala como el informe sobre la afección del árbol en la parroquia, así como el informe de Parques y Jardines en respuesta a la solicitud hecha por la propia administración local sobre la «viabilidad» de mantener el ejemplar.
Sobre este último punto, el informe municipal señalaba que «siempre y cuando se tomen medidas de conservación, no sería necesario el apeo», toda vez que esas medidas de conservación recaen en el titular o propietario del BIC, que es la propia parroquia.